En los últimos dos años hemos visto una evolución bastante interesante en Microsoft, uno de los grandes players del sector de la tecnología que si bien no tiene el peso que podía tener hace algunos años sigue siendo una de las empresas más influyentes del mercado. Microsoft hace tiempo que dejó atrás la "era del monopolio" y ha ido transformando su cartera de productos y disversificando sus operaciones ofreciendo servicios (con un especial énfasis en la nube y en los contenidos), adentrándose en el hardware de forma seria (Xbox, Kinect o Surface) y, evidentemente, manteniendo su línea de software (tanto sistemas operativos como software para empresas como, por ejemplo, Microsoft Dynamics NAV). Evidentemente, la transformación de la actividad de la compañía debe llevar aparejada una transformación organizativa, un tema del que venimos tiempo oyendo hablar y que, quizás, podría darse a conocer esta misma semana.

Durante el pasado BUILD 2013, que se celebró hace solamente un par de semanas, el CEO de Microsoft, Steve Ballmer, lanzó una frase en los primeros minutos de la keynote que encerraba tras de sí toda una declaración de intenciones de lo que hemos estado viendo y lo que, evidentemente, vamos a ver: la reestructuración de Microsoft, una compañía que necesita urgentemente alinear su organización a la estrategia que están siguiendo.

Estamos en la transición de una empresa de software a una empresa que está construyendo software, dispositivos y servicios

Las señales del cambio

Si nos fijamos en las entradas y salidas de "talento" de la compañía, la más reciente ha sido la de Don Mattrick que ocupaba el cargo de Presidente de la división de Xbox. Si bien es cierto que Microsoft ha cometido graves errores al comunicar las restricciones de la Xbox One y, al final, ha tenido que retroceder en sus intenciones cuando le explotó en la cara "el enfado de los usuarios" (y la oportunidad que le habían servido en bandeja a Sony y su PS4), la salida de Mattrick hacia Zynga y que la división de Xbox haya quedado con una dependencia directa de Steve Ballmer era una situación bastante singular.

Que un CEO como Ballmer decida dirigir directamente una división como la de Xbox con un producto por lanzar como Xbox One era, la verdad, una imagen excesivamente llamativa que encerraba una reorganización interna que no podía comunicarse y una "sede vacante" a conservar sin reemplazo para no hacer un nombramiento que termine siendo cesado pocas semanas más tarde.

Pero no solamente hemos visto señales en las entradas y salidas de personas clave dentro de la compañía (Steven Sinofsky merece una mención muy especial dentro de las salidas significativas), también hemos visto una transformación del negocio de Microsoft en tres franjas clave que llegan tanto a usuarios finales como a los clientes corporativos: hardware, software y servicios.

Microsoft ha apostado seriamente por el hardware y ha lanzado, por fin, productos sólidos al mercado como Surface, ha sido capaz de llevar la convergencia entre el escritorio y los dispositivos móviles gracias al ecosistema Windows y adoptar modelos rápidos de desarrollo que han dejado de lado su "clásico funcionamiento" de lanzar productos que se actualizaban cada 2 o 3 años. Este cambio tan sustancial (que vemos en muchos servicios hoy en día), es muy significativo para el ADN de Microsoft; ahora son capaces de lanzar novedades cada 6 meses en productos tan consolidados como Microsoft Office y, para hacer más patente el cambio, Microsoft ha visto en la nube y, por tanto, en el cloud computing, el espejo en el que mirarse para cambiar totalmente su modelo de negocio.

Los de Redmond tienen en la nube uno de sus grandes pilares y servicios como Azure (que encarnan como nadie el modelo de PaaS, es decir, Platform as a Service) o Microsoft Office 365 encarnan bien esta diversificación del modelo de negocio de Microsoft hacia la nube y los servicios en vez de centrarse únicamente en el modelo tradicional de hacer software de escritorio para sus sistemas operativos (algo que no han dejado de lado obviamente).

Ballmer Office 2013 - ¿Tiene sentido la reestructuración de Microsoft sin la salida de Steve Ballmer?

Las incoherencias de la estrategia frente a la estructura de la organización

Actualmente, los productos y servicios de Microsoft han dejado de ser "cajas estancas" y están muy relacionados unos con otros. No tiene sentido, por ejemplo, que el equipo de Xbox trabaje en hardware de manera separada a la división de hardware que está trabajando en Surface o que sea una isla con respecto al equipo de software (sobre el que deben apoyarse). Tampoco es lógico que mantengas una división de servicios online que se encarga de Bing pero que nada tiene que ver con tu cartera de servicios en la nube (Office 365) o con uno de tus servicios online de gran potencial, como es Skype (que operaba como una división de Microsoft).

Esta organización tan tradicional no era nada coherente con la transformación de Microsoft hacia 3 áreas de trabajo (software, hardware y servicios) y, por tanto, es necesaria la reorganización de la compañía para darle coherencia a la nueva estrategia y poder llevarla a cabo sobre una base sólida y un equipo cohesionado donde las competencias y responsabilidades queden claras y estén bien definidas.

...adoptar una rápida cadencia de lanzamiento del producto. Esto es fundamental para lo que estamos haciendo, y lo que debemos hacer para movilizar a nuestro ecosistema y a nuestros socios

Por otro lado, el usuario espera que su feedback se materialice en cambios y mejoras en un corto-medio plazo, sin necesidad de esperar 3 años a que una nueva versión de sistema operativo venga a mejorar lo que el actual tiró por los suelos. Windows 7 subió el listón que bajó (hasta el suelo) Windows Vista (y que provocó que muchos se quedasen en XP) pero si Microsoft no hubiese apostado por Windows 8.1 y lanzar una actualización, esa convergencia que tienen en su cabeza no se podría materializar porque no vencerían la resistencia de los que no quieren adoptar Windows 8 y el cambio de paradigma que supone el interfaz Metro.

steve-ballmer-build - ¿Tiene sentido la reestructuración de Microsoft sin la salida de Steve Ballmer?

El posible nuevo organigrama

¿Y hasta qué grado va a cambiar la compañía? ¿Debemos ponernos cómodos para un "Juego de Tronos" en la cúpula de Microsoft? Según la información que apuntan medios como Bloomberg y también AllThingsD, la transformación de la estructura organizativa de Microsoft es inminente y podría ser presentada esta misma semana.

Un nuevo organigrama que, por fin, será coherente con la estrategia de la compañía y su cartera de productos y servicios y que podría tener la siguiente forma:

Se crearía una unidad enfocada en cloud y en los productos para empresas que podría capitanear Satya Nadella, que hasta ahora se encargaba del área de Servidores y Herramientas.

La unidad de Servicios Online, que entre otras cosas se encarga de Bing, podría aumentar sus competencias al encargase también de Microsoft Office y otros servicios online. Según la rumorología, Qi Lu seguiría al cargo de este área.

  • La unidad de dispositivos pasaría a ser responsabilidad de Julie Larson-Green (que hasta ahora era co-responsable de Windows) y bajo esta unidad recaería todo el peso del hardware de la compañía puesto que se encargaría de Surface, Xbox y también de algunos servicios vinculados a contenidos como los de música y televisión de Xbox.

  • Ingeniería y plataformas pasaría a ser responsabilidad de Terry Myerson que, hasta ahora, era el responsable de Windows Phone.

  • Tami Reller, que tenía doble papel como responsable de marketing y también operaba en finanzas, pasaría a encargarse exclusivamente del área de marketing.

  • Tony Bates, presidente de la división de Skype, pasaría a tener un rol bastante interesante dentro de Microsoft puesto que se encargaría de desarrollo de negocio, estrategia corporativa y fusiones y adquisiciones, tendiendo un puente entre Microsoft, las startups de Silicon Valley (recordemos que Bates opera desde Palo Alto) y la comunidad de desarrolladores.

  • Amy Hood, responsable de finanzas, permanecería en su puesto según los rumores que circulan por la red basándose en fuentes cercanas a la reorganización y lo que pronostican los analistas. También se espera que Lisa Brummel, responsable de recursos humanos y parte activa en esta reorganización, siga vinculada a la compañía con sus funciones actuales al igual que el responsable del área legal, Brad Smith.

Los que podrían salir peor parados de esta reorganización, según los rumores circulantes, son Kurt DelBene (actual responsable de Microsoft Office) y Kirill Tatarinov (Presidente del área de soluciones para empresas) que podrían dar un paso atrás en el escalafón y dejar sus puestos de alta dirección para ser recolocados dentro de las grandes áreas de cloud y servicios online. Del futuro del responsable de operaciones actual, Kevin Turner, tampoco se comenta mucho y hay voces que apuntan a que quizás permanezca en la compañía aunque también se dice que podría salir como CEO de alguna otra empresa.

Evidentemente, el organigrama estaría coronado por Steve Ballmer como CEO de la misma que es el que ha estado orquestando todos estos cambios con el apoyo del CEO de Ford.

Ballmer y la necesidad de savia nueva para la compañía

Colocar a Tony Bates dentro del desarrollo de negocio, en mi opinión, es un detalle interesante que puede aportar un soplo de aire fresco a la compañía. En general, la reorganización de Microsoft es importante, dota de mucha coherencia al discurso del cambio y articula un motor que puede hacer marchar a la compañía a buen ritmo.

Steve Ballmer en el BUILD 2013 - ¿Tiene sentido la reestructuración de Microsoft sin la salida de Steve Ballmer?

Sin embargo, esta reorganización sigue manteniendo a Ballmer como "todopoderoso líder" de Microsoft. Steve Ballmer lleva en el cargo desde el año 2008 y, durante este tiempo, la organización de la compañía ha seguido "anclada en el pasado". Con esto no quiero decir que Microsoft no haya hecho cosas innovadoras pero se siguen moviendo con lentitud en un mercado donde pesos pesados como Google viven en un continuo sprint dentro de una carrera de fondo.

El nuevo organigrama de Microsoft es coherente desde el punto de vista de la gestión y, evidentemente, con la estrategia de servicios y productos pero el papel tiene una propiedad que a veces juega malas pasadas: el papel lo aguanta todo. Un buen organigrama sobre el papel no te hace ser la mejor compañía, estas unidades o departamentos deben colaborar entre sí para desarrollar productos que atraigan a los usuarios y, por tanto, deben establecerse cauces que doten de agilidad y flexibilidad a la organización.

Microsoft no hace coches, no es Ford. Evidentemente, Ford es una compañía de gran solvencia y es un referente en la gestión empresarial pero, en cierta medida, parece una reorganización "a la vieja usanza". Microsoft no es una "industria clásica" de cadenas de producción que no reaccionan con rapidez a los cambios, debería ser todo lo contrario y no creo que Ford debería ser el modelo de empresa que uno quiere tomar como referencia para una empresa tecnológica (y ojo que los fabricantes de automóviles han revolucionado la gestión en muchos aspectos y, por supuesto, las líneas de producción).

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¿Entonces debe marcharse Ballmer? Si realmente se busca una transformación total de la compañía, además de esta reorganización de la cúpula directiva creo que Ballmer también tendría que haberse incluido dentro de la misma, sobre todo por ser honesto y realizar un análisis completo de todo el organigrama. La compañía está cambiando y es cierto que se ven "nuevos aires" en ella pero Ballmer sigue siendo el mismo, alguien que lleva en Microsoft dese 1980 y es un ejecutivo de la vieja escuela.

¿Tiene sentido la reestructuración de Microsoft sin la salida de Steve Ballmer? Yo diría que no, la compañía necesita un cambio y, evidentemente, el cambio de rumbo también requiere un cambio del capitán del barco.

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