Ed Uthman (Flickr)

Ayer saltaba la noticia de que investigadores japoneses habían conseguido un nuevo hito en la historia de la medicina regenerativa: reconstruir un hígado a partir de un tipo de células madre, las conocidas como células madre pluripotentes inducidas (células iPS). Hoy analizamos en ALT1040 si es cierto que se puedan fabricar órganos con células madre, o si el titular ha sido demasiado 'pretencioso'.

Desde que se descubrieron en la década de los ochenta, las células madre han sido, como ya os contamos en este post, la eterna promesa de la medicina regenerativa. Esto es debido a que son un tipo de células que pueden lugar a casi todo. Solo tienen un 'pequeño' problema: su obtención, hasta el momento, se realizaba a partir de embriones humanos, lo que provocaba un considerable debate ético.

Células iPS: La nueva esperanza

De ahí que el descubrimiento hace solo unos años de las células iPS por parte de Shinya Yamanaka, a la sazón Premio Nobel de Medicina en 2006, reavivara las ilusiones y esperanzas depositadas en esta nueva herramienta celular. Esto es debido a que las células iPS son un tipo de células madre fabricadas a partir de células adultas, mediante su reprogramación genética.

Las células iPS constituyeron, desde el principio, una tecnología prometedora. De hecho hace solo unos días el gobierno de Japón aprobaba el comienzo del primer ensayo clínico con este tipo celular. Ahora vuelven al foco de atención, al haberse publicado en la revista Nature, una investigación por la que fabricar órganos con células madre, específicamente con estas células iPS, podría estar más cerca.

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Órganos con células iPS: ¿Es posible?

El equipo liderado por Takanori Takebe, científico de la Universidad Ciudad de Yokohama, anunciaba ayer que habían sido los primeros en fabricar órganos con células madre. Un anuncio que ha revolucionado los medios de comunicación, al acercar sin duda esta gran promesa de la medicina a una realidad mucho más cercana de lo que nos esperábamos.

Sin embargo, estamos demasiado acostumbrados a titulares increíbles, que parecen que hacen de la medicina regenerativa una esperanza casi real. Y en este caso, es necesario poner la investigación en el contexto adecuado: aún no es posible fabricar órganos con células madre, y menos aún usarlos para trasplantes en humanos.

El avance del equipo japonés es, sin duda, un gran esfuerzo que llena de optimismo a todos aquellos que confiamos en esta prometedora tecnología. ¿Qué han logrado entonces? ¿Por qué es tan importante su trabajo publicado en Nature?

Lo que han conseguido, por primera vez, es mimetizar el desarrollo embrionario de un hígado. Para ello, utilizando células iPS, consiguieron su diferenciación en células hepáticas. A continuación, su trabajo posibilitó la formación de pequeñas yemas de hígado (pero no la del propio órgano al completo).

Estas pequeñas estructuras, conseguidas in vitro, son las que se empiezan a formar durante la tercera o cuarta semana de gestación. En otras palabras, aunque los investigadores japoneses no han conseguido fabricar órganos con células madre, sí han podido imitar bastante bien el conocido como proceso de organogénesis que se produce durante nuestro desarrollo embrionario.

De este modo, los científicos pudieron ver cómo los procesos biológicos que se daban en las yemas creadas eran muy similares a los que ocurren en un órgano completo. Es decir, la expresión proteica era parecida, se comenzaba a dar la vascularización de la estructura (es decir, se generaba la formación de los vasos sanguíneos) y otros mecanismos que apuntan a que estamos en la dirección correcta.

Pero lo mejor de todo no es únicamente que fueran capaces de crear yemas hepáticas, un paso inicial muy importante para poder fabricar órganos con células madre en el futuro. Lo importante es que fueron capaces de trasplantar esas estructuras en ratones, de forma que vieron que eran funcionales. Aunque hasta que se consigan órganos completos y se puedan realizar trasplantes en seres humanos pasará aún mucho tiempo (los investigadores hablan de diez años al menos), lo cierto es que estamos ante un gran paso de la medicina regenerativa.

La siguiente etapa de esta incipiente investigación, en palabras de Takanori Takebe, sería probar la misma técnica en otros órganos, como el páncreas o los riñones. Sin lugar a dudas, una investigación de nuevo muy prometedora, pero con la que no podemos alzar las campanas al vuelo, por los años que aún quedan de trabajo científico.

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