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En materia de genitales, el reino animal ofrece una grandísima diversidad en cuanto a tamaños, formas e incluso presencia y/o ausencia de detalles anatómicos. Sin embargo, desde hace años los científicos buscan la razón de la inexistencia (en general) de atributos en unos seres vivos que presentan fecundación interna, como son las aves. En particular, los investigadores han tratado de desvelar el enigma de la ausencia del pene de los pollos, hasta ahora sin éxito.

En la fecundación, el objetivo es que los gametos se encuentren para dar lugar al zigoto, en otras palabras, para que se produzca la fertilización. Existe un tipo de mecanismo reproductivo, conocido como fecundación interna, en el que la unión de los gametos se produce en el interior del cuerpo de la hembra.

Podríamos pensar que en aquellos seres vivos que presenten este mecanismo de fecundación, la existencia del pene es esencial. Pues para sorpresa de muchos, esto no es así siempre. De hecho, como comentábamos antes, la presencia de un pene en las aves es más una rareza, ya que solo en el 3% de los casos existe un órgano prominente (por ejemplo, en el caso de los patos sí existe). ¿Por qué ocurre? ¿Existe algún interruptor genético que module la presencia o ausencia del pene de los pollos?

Ahora un trabajo realizado por la Universidad de Florida, y publicado en Current Biology, ha resuelto este enigma. Una vez que se produce la fecundación, y el embrión comienza a desarrollarse, se observa en él el crecimiento de un tubérculo genital, que los investigadores consideran el predecesor del falo.

Sin embargo, antes de que este se desarrolle del todo, existe un gen implicado en detener este proceso. En concreto se trata de Bmp4, que según esta investigación es el implicado en ordenar el suicidio celular en el extremo del falo en formación.

Además, los científicos demostraron que la activación de este gen en animales como los patos, provoca la muerte celular del pene en desarrollo, a pesar de que estas aves presentan normalmente falo. El comienzo del desarrollo de este tipo de estructuras, que luego no aparecen en los animales adultos, es algo común en otras especies. Al igual que el pene de los pollos, el inicio del desarrollo de los dientes en las aves o la reducción de las extremidades en serpientes, son ejemplos en los que detalles anatómicas que comienzan a formarse, no se observan luego en el organismo adulto.

En palabras del investigador Martin J. Cohn a la Agencia SINC, este tipo de estudios puede ayudar a "desvelar las bases moleculares de variaciones naturales ocasionadas por evolución, lo que puede llevar al descubrimiento de nuevos mecanismos de desarrollo embrionario". Continúa Cohn que "estos mecanismos pueden ser totalmente inesperados, lo que nos permite entender cómo funciona la evolución y también ganar conocimiento en las posibles causas de malformaciones".

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