El Cosmonauta (Lánzanos)

El Cosmonauta, película de ciencia ficción dirigida por Nicolás Alcalá, llega al gran público esta semana. El proyecto, apoyado por 5000 personas, se ha convertido en el primer filme español apoyado gracias al crowdfunding, habiendo batido un auténtico récord de recaudación con los más de 400.000 euros conseguidos.

El Cosmonauta ha supuesto una iniciativa totalmente rompedora e innovadora en la industria cinematográfica. La película, con licencia Creative Commons, podía ser apoyada en su momento por tan solo 2 euros, haciendo que los propios usuarios pudieran ser promotores y distribuidores del filme.

En principio la idea suponía solo rodar un corto, y con ese proyecto en mente, Alcalá y su equipo se lanzaron a la piscina. En otras palabras, comenzaron a pedir dinero a sus amigos, ofreciendo merchandising a cambio. Aquella alocada iniciativa culmina esta semana con la presentación de la película, y su estreno a nivel global el próximo 18 de mayo a las 20:30 h, de manera simultánea en cines, televisión (Canal+) e Internet, además del lanzamiento del DVD.

Pero en realidad El Cosmonauta es algo más que una película pionera apoyada mediante crowdfunding. El trabajo de Nicolás Alcalá se articula en torno a este filme, pero en realidad este es solo el principio de una verdadera historia en constante evolución.

A partir de la propia película, se ha construido un verdadero universo paralelo, con 34 cortometrajes más, un libro escrito por uno de los personajes y hasta una narración difundida en Facebook, para así ampliar la historia narrada. Por tanto, ¿es El Cosmonauta una película? Sí y no. En realidad, el filme se ha de interpretar como una verdadera obra maestra, con un hilo argumental que va creciendo, articulándose a través de sus personajes. No podemos olvidar, además, que la película y su forma de crearla han sabido contar con el beneplácito del público desde antes de su estreno.

Su idea ha tratado desde el principio de romper con un modelo tradicional de distribución, el que supone que las películas han de pasar por el sistema de ventanas de exhibición, algo clásico y demandado por las salas de cine. Por tanto, la apuesta de Nicolas Alcalá era sin duda arriesgada, ya que buscaba contar con "microdistribuidores" por todo el mundo, que ayudaran a promocionar la película.

El éxito a la hora de financiar y montar El Cosmonauta ha sido claro, a pesar de que su empresa se antojara utópica en los comienzos. La obra, a partir de ahora, deberá pasar por el filtro del gran público, y entonces comprobaremos si la historia consigue o no enganchar. De momento, la película que cuenta la historia de ficción del primer cosmonauta ruso, ya está en boca de todos. El tiempo dirá si finalmente este modelo de hacer cine se impone para renovar el trabajo tradicional de la industria cinematográfica.

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