En un mundo en el que ya se venden más smartphones que teléfonos básicos (según datos de IDC), era cuestión de tiempo que el número de SMS enviados al día se viese superado por los mensajes que se mandan desde aplicaciones de mensajería instantánea como Whatsapp o Line, entre otras. En concreto, según asegura Informa en un estudio recogido por la BBC, la cifra diaria fue de 19.000 millones de mensajes al día en 2012 en estas plataformas, mientras que el SMS, una tecnología con 20 años de edad, se quedó en unos modestos 17.600 millones.

A pesar de que no se trata de datos oficiales, parece cierto, ya que el líder del mercado, Whatsapp, logró la sorprendente cifra de 18.000 mensajes procesados (7.000 millones enviados) el día de Año Nuevo. Obviamente, se trata de una fecha muy destacada, pero permite hacerse una idea de la cantidad de mensajes que procesan estas compañías.

El motivo de este cambio de tendencia es obvio: las aplicaciones son mucho más baratas. Independientemente de cuál sea su modelo de negocio (las hay gratuitas, de pago o con modelos por suscripción), el envío de unos pocos mensajes ya amortiza el pago realizado por descargar el programa, especialmente en mercados en los que no es tan común encontrar un plan decente con mensajes de texto gratuitos, como es el caso de España.

De todos modos, esto no quiere decir que el número de SMS enviados al día se vaya a reducir drásticamente a lo largo de este año, aunque sí es de esperar que se produzca una caída considerable. Pero lo más probable es que esta desaparición tenga lugar a corto plazo, pues la penetración de los teléfonos inteligentes es cada vez mayor y no paran de llegar nuevos dispositivos de gama baja de alta calidad a los mercados emergentes. Además, las tarifas de datos son cada vez más económicas.

Así pues, esta diferencia será cada vez mayor. Además, hay que tener en cuenta el uso de otras aplicaciones que se usan para enviar mensajes, pero que no se consideran de mensajería, como Facebook Messenger. Por lo tanto, parece que su uso se verá limitado a los países en desarrollo o con una infraestructura más limitada.

De todos modos, tampoco se puede considerar que estas apps sean la panacea, pues todas tienen problemas de privacidad, seguridad o fallos en el servicio, como se ha podido ver a lo largo del último año con las caídas de Whatsapp. Sin embargo, a medida que solucionen estos problemas y surjan nuevas alternativas se irá cavando la tumba del SMS, una tecnología que en su momento fue revolucionaria y que proporcionó pingües ingresos a las compañías telefónicas, pero que se ha visto ampliamente superada por estos nuevos rivales.

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