Las razones por las que Europa no saldrá de la crisis (al menos de momento) son diversas, pero hoy trataremos de analizar cuáles son los baches que nos impiden contar con un futuro más claro en el horizonte. ¿Recuerdan aquel 15 de septiembre de 2008? Aquel día el gigante Lehman Brothers anunciaba su quiebra.

Desde aquel día han pasado cinco años largos, demasiado largos, en los que la crisis ha pasado a formar parte de nuestra rutina diaria, y la razón de todos nuestros problemas. El cierre de empresas, el siguiente ERE, la subida de precios, la reducción de las becas. Todo lo debemos a la palabra maldita "crisis".

¿Cuáles son los motivos por los que la Unión Europea en lugar de comenzar a remontar, cada día sufre una nueva mala noticia? Hoy es Chipre, pero ayer fueron Grecia o España, y mañana, quién sabe... ¿Por qué esta lentitud en superar la crisis económica?

Una moneda común: ¿Una política común?

La conocida como crisis de la deuda soberana europea, o crisis del euro ha sido consecuencia del aumento de la deuda privada, que finalmente ha repercutido enormemente en la deuda pública, generando la desconfianza de los inversores en la Unión Europea. Y con ello se ha llevado por delante el rescate a Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre, el rescate al sistema financiero en España y el posible contagio a otros países como Italia, Francia o Bélgica.

Parte del problema subyacente en todos estos casos se debía a que existía en principio una armonización económica a nivel comunitario, promovida por el desarrollo del euro como moneda común, pero no una realidad política unitaria.

En la Unión Europea, la soberanía (capacidad de decisión) sigue siendo nacional, aunque las políticas económicas vengan impuestas desde Bruselas. Este desequilibrio ha sido en parte la causa por la que se han producido importantes desajustes a nivel continental en estos años, y también una de las razones por la que Europa no saldrá de la crisis, al menos a medio plazo.

El presupuesto de la Unión Europea no es realista

En 1985, de acuerdo con datos de la propia comunidad europea, el 70% del presupuesto comunitario estaba dedicado a la Política Agraria Común (PAC). Este alto porcentaje tenía su lógica, ya que la PAC era de las pocas políticas comunes a nivel europeo. Es más, podríamos decir que el sector de la agricultura y la ganadería fueron parte de los pilares sobre los que se construyó lo que conocemos hoy como Unión Europea.

Hoy, casi treinta años después, no han cambiado demasiadas cosas en el presupuesto comunitario. En 2011, de acuerdo con la UE, las ayudas directas a agricultores suponían el 30% del presupuesto comunitario, financiación a la que había que suponer el dinero dedicado a las ayudas rurales (en torno al 11%). Aunque actualmente menos de la mitad del presupuesto de la UE se dedica a estas actividades, sigue siendo una financiación "hinchada", ya que representan un porcentaje del PIB europeo minúsculo. En 2003, sólo el 2% del producto interior bruto de la Unión Europea estaba dedicado a la agricultura, ganadería, pesca y silvicultura.

Esta descompensación presupuestaria es causada por la falta de una serie de políticas comunitarias fuertes (ya que no todas las competencias están transferidas). Esta es otra de las razones por las que Europa no saldrá de la crisis, a no ser que realice un cambio en sus políticas y competencias. Construir una Unión Europea más fuerte será clave para retomar el crecimiento europeo, pero para ello será necesario contar con el beneplácito de todos los países miembro, papeleta realmente difícil.

Una Unión Europea de dos velocidades (o más)

En mi opinión, el problema no sólo estriba en la carencia absoluta de un horizonte común europeo, sino en empeñarnos en "ser iguales" cuando la realidad nos dice que no lo somos.

Ayer mismo se presentaba el Panel sobre la Innovación Europea 2013, un informe que demuestra que la Unión Europea vive en una realidad diferente dependiendo de la zona geográfica en la que nos encontremos. Esta UE de dos o más velocidades es otra de las razones por la que Europa no saldrá de la crisis.

El documento presentado mostraba claramente una serie de países que lideraban la innovación europea, representados por Suecia, Alemania, Dinamarca y Finlandia. En el otro extremo se presentaban las regiones poco innovadoras, entre las que se encontraban, "casualmente", España, Grecia, Portugal e Italia.

Añade el informe que "los puntos fuertes de los países más innovadores son el apoyo de sus sistemas nacionales de investigación e innovación, los esfuerzos de la innovación en empresas y el fomento de la enseñanza superior". Un motivo más para añadir a esta lista de razones por las que Europa no saldrá de la crisis. ¿Cómo se pretende homogeneizar la innovación y la economía europeas, en países donde están sufriendo un recorte del gasto público brutal en sus esfuerzos de I+D+i, como España?

Barriendo cada país para su casa

Y a pesar de que el sueño europeo ha durado más de cincuenta años, y que resulta histórico pensar en su construcción después de la II Guerra Mundial, muchos de estos esfuerzos se están desvaneciendo, en parte por la crisis económica que nos golpea desde hace más de media década.

Porque al listado de razones por las que Europa no saldrá de la crisis, entre las que encontramos la falta de políticas comunitarias reales, la existencia de varias velocidades de crecimiento e innovación, debemos añadir los intereses nacionales de cada región. Este último punto se debe fundamentalmente a la inexistencia de una idea clara de lo que ha de ser Europa, y a que la soberanía siga siendo nacional.

Como último ejemplo pondremos el ofrecido por Italia y España relativo a la adopción de una patente a nivel comunitario. Esta iniciativa, que lleva forjándose desde los años setenta, ha conseguido cristalizarse a finales de 2012. Sin embargo, la creación de una patente europea, que sería concedida por la ya existente Oficina Europea de Patentes, no ha contado con el apoyo de España e Italia. ¿Por qué nos quedamos fuera de este importante acuerdo? Los motivos esgrimidos ante el resto de países es que "nuestra innovación nacional" (con la importancia que tiene a nivel europeo, como hemos visto) se vería limitada (¿aún más?) por no poder patentar en castellano e italiano.

A pesar de que las lenguas oficiales de la Oficina Europea de Patentes llevan siendo el inglés, el francés y el alemán desde 1973, nuestra última pataleta se debe a motivos lingüísticos. Nada que decir sobre si deberíamos fomentar que nuestros conciudadanos conocieran el resto de idiomas, o que la lengua más importante en ciencia y tecnología sigue siendo el inglés. Un motivo más para sumar a esta lista de razones por las que Europa no saldrá de la crisis.

Una pena que aquella Unión Europea que soñaron después de la horrible II Guerra Mundial se mantenga con problemas existenciales realmente importantes. Para continuar con la UE será requisito imprescindible no sólo haber salido (bien) de esta crisis económica y contar con una moneda común, el euro, mucho más fuerte, sino también tener una idea clara de qué, cómo y cuándo queremos construir una Europa más fuerte. Algo de lo que de momento carecemos.

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