El Partido Pirata sueco ha presentado cargos formales contra los bancos de Suecia por haber estado discriminando a WikiLeaks, ya que desde el año 2010, han negado a diferentes plataformas de pago el permitir donaciones a la organización de Julian Assange.

WikiLeaks necesita donaciones para sobrevivir, que además le permitan cumplir su principio de no albergar publicidad en su página que pueda influir en sus contenidos, en sus filtraciones. En una de sus campañas para conseguir más donaciones en el año 2010, recibió un duro golpe. Varias plataformas como VISA, MasterCard e incluso PayPal, comenzaron a bloquear estas transferencias, dejando en una situación muy complicada a WikiLeaks. Si los canales conductores de estos pagos decían no, poco quedaba por hacer.

Hace un mes, Europa se propuso desarrollar un marco legal para evitar este tipo de bloqueos. Un contexto perfecto para el Partido Pirata, que está dispuesto a actuar para que la justicia sueca se haga cargo de las entidades bancarias que han venido produciendo un bloqueo que consideran ilegal, pues no hay motivo legítimo para que los bancos que están detrás de esas plataformas de pago pongan ese obstáculo.

El Partido Pirata ve como inaceptable y de grave preocupación esta actitud arbitraria, por lo que ha decidido presentar cargos contra los bancos suecos ante el Finansinspektionen, el órgano que supervisa los abusos de poder y las actividades bancarias. El preámbulo del próximo movimiento del Partido Pirata: la regulación de las plataformas de pago mediante tarjeta para que no se repitan bloqueos así. Perseguir a quien trate de condicionar los pagos que se realicen según si la entidad receptora es o no de su agrado. Y por lo visto hace un mes, van por buen camino. El convencimiento se refleja en las palabras de Erik Lönroth:

El bloqueo es una seria amenaza a la libertad de opinión y de expresión. La plataforma de pagos no pueden determinar qué organizaciones pueden o no pueden recibir donaciones. Asimismo, presentar estos cargos aclararán si las regulaciones bancarias actuales son suficientes o si hay que ajustar las normas para proteger la libertad de expresión.

Lönroth no sólo habla por WikiLeaks, otras empresas suecas han pasado por lo mismo. Sex-shops o filmotecas especializadas en el cine de terror más extremo también han visto cómo se les negaban plataformas de pago estándar sin más motivo que la arbitrariedad, condenando así a empresas con potencial y totalmente legales a una muerte segura. El supervisor de la Finansinspektionen, Johan Terfelt, ya ha confirmado estos cargos:

Ahora es el momento de investigar qué ha pasado y evaluar las causas, si las hay, para que intervengamos. No hay lugar para la arbitrariedad, y si la ley dice que no hay fundamento legal para negar un pago, entonces ha de ser procesado.

Tarde, y con más de un tormento detrás, como el asilo político de Ecuador y el esperpento en la embajada de Reino Unido, pero parece que se empieza a aclarar ligeramente el panorama para WikiLeaks, quien de conseguir obtener la razón por parte de la justicia sueca tendría un poco más de fuerza en su particular lucha contra varios Goliats.

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