Hoy día, todos andamos con una cámara en el bolsillo. Ya sea incorporada en un teléfono móvil, en una tablet o simplemente puede que se trate de una compacta. Gracias a eso, tenemos la capacidad de capturar todo lo que nos plazca, en cualquier momento del día. De hecho, con lo fácil que es ahora hacer una foto muchos sacamos incluso decenas al día. Además, parece que la facilidad gusta, por eso Flickr se unió hace poco al carro de los filtros.
Por sí no fueran pocos los dispositivos que tenemos, hace relativamente poco presentaron la cámara Memoto, que ella misma se encargaría de tomar la fotos automáticamente para que nosotros no tengamos ni que pensar siquiera. En realidad se trata de una cámara diseñada para que la llevemos colgada siempre encima. Su función consiste en tomar una foto cada 30 segundos.
La esencia de la cámara consiste en generar recuerdos imborrables de nuestra vida. ¿Os acordáis del proyecto ese de grabar un segundo cada día para posteriormente generar un video con todos esos clips? Esto es parecido, lo único que aquí no tenemos que preocuparnos por nada. Bueno, quizás de colocarla bien sobre la ropa para que no saque fotos al suelo.
Mi intención no es centrarme específicamente en la cámara Memoto, si no preguntarme si generamos demasiado contenido. Con la entrada de la era digital, la tecnología se ha convertido en algo mucho más accesible que cuando sólo existía lo analógico.
Y además de su coste más bajo, los ingenieros han conseguido que sea extremadamente fácil de usar, por ejemplo, cabe destacar las cámaras de apunta y dispara donde el usuario solo se tiene que encargar de encuadrar la escena adecuadamente. Toda la complejidad de la cámara fotográfica desaparece, todos los ajustes que hay que realizar se establecen automáticamente.
Gracias a esta democratización de la tecnología, muchos nos hemos adentrado en ella y la usamos a diario. ¿Es bueno? ¿Es malo? No lo sé, pero estoy seguro de que se trata de una realidad y que con el paso del tiempo irá en aumento.
Ahora bien, la cámara Memoto me ha llevado a plantearme si en realidad es necesario tomar tantas fotografías. Tened en cuenta que se realiza una captura cada 30 segundos y la mayoría de las tomas no valdrán nada, al menos en cuando a fotografía se refiere. Sin embargo, en cuanto a recuerdos, tendrán un valor sustancial. ¿Os imagináis poder saber dentro de 20 años que hicisteis en el día de hoy con total precisión?
Ahora bien, personalmente, pienso que la fotografía conlleva que nos involucremos un mínimo. Pensar en una foto, realizarla y que obtengamos un buen resultado es una satisfacción total. Sinceramente, esas fotos que se hacen solas, por asi decirlo, carecen de emoción. ¿Significa eso que no son válidas? Por supuesto que no. Simplemente serán fotos impersonales.
El auge de las redes sociales también nos ha incitado a compartir más fotografías con los nuestros para mantenernos al día de una forma mucho más visual. ¿Deberíamos compartir sólo las fotos más relevantes? Aquí entra en juego el juicio personal de cada uno. Algunos se decantan por subir todo lo que sale al apretar el botón de disparo mientras que otros seleccionan cuidadosamente las que realmente tienen un significado especial.
¿Está bien hacer fotos de cualquier cosa sin reflexionar antes un poco? Sinceramente, creo que es una manera de generar mucho contenido pero sin ningún valor especial. Además, hay que añadir que de esta forma no se evoluciona como fotógrafo ni se desarrolla el buen ojo.
Instagram, por poner un ejemplo, es un éxito rotundo ya que cuenta con más de 100 millones de usuarios. De hecho, el Día de Acción de Gracias se subieron más de 10 millones de fotos a razón de una media de 200 por segundo. Eso demuestra claramente nuestro afán por compartir momentos de forma visual con la gente que nos rodea. ¿Hasta qué punto debemos compartir? Nadie puede contestar a esa pregunta a ciencia cierta, es totalmente subjetivo. Desde mi punto de vista, creo que debemos dejar lo común e intentar mostrar algo diferente, algo que de verdad nos llame, no compartir por compartir.
Con todo esto quiero decir que no es necesario publicar si no estamos totalmente contentos con el resultado. Carece de sentido enseñar algo que no nos apasiona de verdad. Y esto me lleva a preguntarme de nuevo si no generamos demasiado contenido irrelevante. Personalmente, creo que muchas veces no se le dedica el tiempo suficiente,el que se merece.
En cuanto al proyecto Memoto, se centra en sacar un montón de fotografías con el fin de construir nuestra historia sin esfuerzo. ¿Pero a qué precio? Dejamos de sacrificar tiempo para obtener mucho más contenido, pero no por ello va a ser de mejor calidad. Se trata de un proyecto curioso que no descartaría probar algún día. Sin embargo, nunca podrá sustituir a nuestras fotos trabajadas, fotos a las que les hemos dedicado tiempo, a las que tenemos cariño, a las que en realidad nos identifican.
Finalmente, me gustaría destacar que deberíamos pararnos a pensar dos veces antes de disparar y hacer fotos en las nunca más nos volveremos a fijar.