En los últimos 5 años hemos visto cómo se han transformado los hábitos de consumo de los usuarios o cómo ha cambiado la forma que tenemos de acceder a la información. Smartphones y tabletas han cambiado mucho las cosas y dispositivos como el iPhone (presentado en junio de 2007) o el iPad (presentado en abril de 2010) han marcado un punto de inflexión en el ámbito de los dispositivos móviles y nos han acercado al mundo de las aplicaciones como puerta de entrada a todo un universo de contenidos y servicios. En los últimos 5 años, no solamente ha cambiado nuestra forma de entender el mundo de las comunicaciones móviles sino que sectores tradicionales como el mundo editorial y, por tanto, los libros y las revistas, también se han transformado y se han encaminado hacia el mundo digital.

Sin duda alguna, una de las empresas que más ha contribuido al terreno del libro electrónico es Amazon gracias a su firme apuesta por los contenidos, los servicios y los dispositivos, materializados en el ecosistema del Kindle que hoy, 19 de noviembre, cumple ya 5 años.

El 19 de noviembre del año 2007, Amazon presentó en sociedad un dispositivo que, aunque no era el primero del mercado (el primer Sony Reader se lanzó en el 2006 y existían ya algunos modelos anteriores) democratizó el acceso a este nuevo formato y popularizó el libro electrónico hasta elevarlo al nivel que hoy en día conocemos y que, por ejemplo, está llevando a muchas escuelas a cambiar los libros de texto por un Kindle.

Si bien el concepto del libro electrónico es anterior al año 2007 (hay una patente de 1949 y el Proyecto Gutenberg lleva trabajando desde 1971), la lectura de un libro desde un ordenador personal nunca ha sido algo cómodo desde el punto de vista el usuario y, claro está, no siempre ha sido algo práctico o más fácil de portar que un libro tradicional. Sin embargo, a pesar de esta incomodidad, por la red siempre ha circulado gran cantidad de información y libros completos, por ejemplo, en formato PDF, que estaba accesible en cualquier lugar del mundo facilitando mucho los canales de distribución. Con esta demanda existente, el desarrollo de la tinta electrónica generó una gran oportunidad para abaratar los costes de distribución de los libros y centrarse en lo realmente importante: los contenidos. En el año 2000, Stephen King había lanzado una novela exclusivamente en formato digital (Riding Bullet) y editoriales como Random House y HarperCollins comenzaron a vender copias electrónicas de sus libros en el año 2002.

Con este caldo de cultivo, Amazon (que desde 1995 estaba aprovechando la red para convertirse en uno de los mayores canales de distribución de libros del mundo) comenzó a preparar su estrategia de incursión en el ámbito de los libros electrónicos con la adquisición de Mobipocket en el año 2005, una compañía que había desarrollado un formato de libro electrónico (el MOBI) que era capaz de adaptarse a cualquier formato de pantalla puesto que se centraba en el contenido del documento pero no en el formato de éste (tipografía, tamaño de letra, páginas, etc). Con este movimiento, las primeras pantallas de tinta electrónica (que vieron la luz en el año 2004) y el cada vez mayor interés de los usuarios en consultar documentos electrónicos (que facilitaban el acceso, compartir contenidos y, sobre todo, abarataban el almacenamiento y la distribución), parecía claro que el libro electrónico tenía muchas posibilidades de cambiar un sector tan tradicional como el editorial, donde el libro no había cambiado mucho su formato desde la primera imprenta de Guttemberg en el siglo XV.

kindle-newsweek

Amazon apostó fuertemente por este formato y encaró no solamente el canal de distribución sino que diseñó una cadena de valor completa alrededor del libro electrónico. Apostó por el formato y diseñó un canal de distribución (su tienda online), ha creado servicios (el acceso desde múltiples dispositrivos de los contenidos, marcapáginas, etc) y ha apostado por desarrollar su propio hardware a precios de venta extremadamente competitivos, bajando sus márgenes para eliminar barreras de entrada y centrarse en la venta del contenido (que es lo que les genera negocio a medio y largo plazo).

El primer Kindle que llegó al mercado, o también conocido como Kindle de primera generación, costaba 399 dólares de la época y Amazon agotó todo su stock en apenas 5 horas y media (de hecho, tardó 5 meses en reponerlo). Este dispositivo abrió la senda de la familia Kindle que, hasta la fecha, va ya por su quinta generación y también se introducido en el mundo de las tabletas con el Kindle fire. Con una pantalla de tinta electrónica con 4 niveles de escala de grises y 6 pulgadas de tamaño, el primer Kindle nos ofrecía la posibilidad de almacenar 200 libros en un dispositivo que podíamos transportar fácilmente y que, además, nos abría la puerta a la nube de Amazon y su red Whispernet, es decir, a los servicios de valor añadido que la compañía ofrece a los usuarios.

Salir de viaje hoy en día con un dispositivo de menos de 200 gramos en el que podemos llevar 2.000 libros (como es el caso del Kindle Touch) ha marcado un antes y un después en la lectura de libros puesto que, sin perder la calidad del texto de un libro impreso, ganamos en comodidad, acceso a información de contexto (consultar diccionarios, consultar la wikipedia, realizar anotaciones, etc) y, sobre todo, la ubicuidad de los contenidos. Aunque no exentos de polémica (con el tema del DRM y que, al final, estamos comprando el acceso a un contenido y no un contenid en sí), Amazon ha extendido el Kindle más allá de sus dispositivos y, al final, sus servicios nos permiten acceder a nuestros libros desde el iPad, desde nuestro móvil Android o desde nuestro navegador de escritorio encontrándolos en el punto en el que los dejamos, brindando así una experiencia unificada en la que el dispositivo se ha convertido en un punto de acceso a los servicios y en una notable mejora de la experiencia en la lectura (y al que podemos acceder, hoy en día, por apenas 100 euros).

amazon-kindle-dx-10

A pesar que en países como España los libros electrónicos se consideren artículos de lujo frente a los libros en papel (y muchas editoriales aún sean bastantes proteccionistas), creo que Amazon con el Kindle (y los servicios asociados) han contribuido enormemente a cambiar nuestros hábitos y ha conseguido que, en muchas ocasiones, obviemos los formatos y nos centremos en lo que realmente importa: los contenidos.

Cada vez son más las empresas que, por ejemplo, utilizan lectores de libros electrónicos para revisar documentación en vez de enviar a imprimir documentos para que, una vez leídos, terminen en la papelera de reciclaje. Los libros de texto, por ejemplo, pueden encontrar una transformación con este nuevo paradigma, facilitando la distribución o, incluso, posibilitando nuevos modelos de negocio (como el alquiler de libros de texto de Amazon que, seguramente, hace cinco años eran algo impensable.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: