Cuando pensamos en los clásicos teléfonos móviles chinos, se nos suele venir a la cabeza la imagen de un producto de mala calidad, con un diseño cuestionable, un intento de meter cuantas más características en él mejor (no hace tanto de los móviles con doble SIM, antena de televisión, etc), y una usabilidad nefasta. Esto está cambiando, y la tendencia más reciente es la de fabricar smartphones de marcas desconocidas en el resto del mundo, pero con unas especificaciones que impresionan. Llevan unos años recorriendo pacientemente el sendero del éxito.

Pensemos en dos marcas ya asentadas fuera de sus fronteras iniciales: Huawei y ZTE. Yoigo, la filial de Telia Sonera en España, fue una de las primeras operadoras que apostaron por estos terminales a principios de 2010. Su calidad todavía era baja, pero las marcas ya hicieron su entrada en un importante catálogo como para empezar a darse conocer. En 2011 ya habían mejorado algo sus terminales, especialmente ZTE con su Blade, que con su calidad más que aceptable y un precio de 69 € en prepago, provocó auténticas oleadas de compras por parte de geeks que querían hacerse con un sencillo pero buen Android a bajo precio. Tanto fue así que Yoigo acabó optando por retirarlo de la venta como prepago, y dejarlo ligado a un contrato de permanencia de 18 meses. La marca ya había encontrado su nicho de mercado: personas interesadas en la tecnología que encontraban en ella un terminal perfecto para ser usado como secundario, o simplemente poder trastear con él en un sistema operativo diferente al del principal.

Huawei, por su parte, dio relevo al mediocre U8110 (Selina) con uno con mejores acabados y especificaciones, el U8650. Por 79 euros en prepago, y en un momento en el que Yoigo todavía era la opción alternativa (antes del boom de las operadoras móviles virtuales), gozó de un éxito considerable. Una de las claves fue que personas atecnológicas que no querían desembolsar demasiado dinero por su nuevo teléfono ya tenían asumida en cierto grado esta marca, frente a la sorpresa que podían llevarse un año antes. Además, el factor Android ayudaba, al encontrarse con un sistema operativo idéntico al de familiares y conocidos, o que ya habían experimentado antes. Recuerdo bien esta época, entonces yo trabajaba en Yoigo.

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Mientras todo esto ocurría fuera de China, dentro ya se estaban gestando movimientos para acabar de dar el salto. La ingeniería del país ya está alcanzando a otros fabricantes superiores, su economía no ha dejado de crecer en un contexto de recesión mundial (junto a otras naciones como Brasil, Rusia o la India), y su barata y eficaz mano de obra le permite vender a precios muy competitivos. Un cóctel que deriva en una seria amenaza a las principales marcas del resto del mundo: Samsung, HTC, Apple, Sony...

2012 es el año en que se asientan del todo las bases para lo que puede venir detrás. ZTE ya ha dado un golpe en la mesa con terminales como el Era o el Mimosa X, Huawei ha hecho lo propio con algunos como el Ascend D Quad XL. Dan al consumidor lo que demanda: pantallas considerables, sistema operativo Android reciente, y buenas especificaciones en cuanto a RAM, procesador, etc. O baterías como la del Quad XL, de 2500 mAh, que mejoran en mucho a las del resto. Aunque la fluidez no es tan alta como sus competidores de primeras marcas, tampoco es igual de alto su precio. Pero éste seguirá siendo bajo cuando en breve la fluidez y la adaptación al sistema sean tan rápidas como sus nuevos competidores.

Los próximos meses nos aseguran traer más de una sorpresa. Y ya no sólo Huawei o ZTE. En Gizmología ya os hablaron del Oppo Find 5, un terminal absolutamente bestial si echamos un ojo a sus características: pantalla de 5" a 441 ppp, procesador de cuatro núcleos, 2 GB de RAM, cámara de 12 MP con grabación de vídeo Full HD, batería de 2500 mAh, y un diseño maravilloso (imagen superior) que culmina con un espesor de tan sólo 6'65 mm. Otras marcas también van haciendo su camino, por ejemplo Xiaomi con el Xiaomi 2

Mientras HTC intenta recuperar lo que fue, Apple tiene el reto de seguir en la cúspide, Samsung sigue con la obligación de mantener el ritmo, Nokia trata de acabar de resurgir con la ayuda de Windows Phone, o BlackBerry aún está pensando qué hacer para evadir la muerte, los fabricantes chinos tienen un papel clave en la tecnología durante los próximos años.