No es un secreto que la gente busca maneras de monetizar su influencia en redes sociales. La forma más común es recibir un pago por promocionar alguna marca, una práctica que desata polémica en Twitter y Facebook. Las compañías -o mejor dicho, las agencias de publicidad- destinan cada vez más recursos para que se converse sobre sus productos y servicios en la red. El problema es que no a todas les interesan las opiniones sinceras, sino que otorgan incentivos (económicos o de otra naturaleza) para que los promocionen sin importar la verdadera impresión de sus portavoces.

Splitter.me es un servicio que va por ese rumbo. Se trata de un sitio que te envía enlaces de marcas que quieren promocionarse. El usuario tiene la "libertad" de elegir las marcas que va a publicitar. Publica en Twitter o Facebook al respecto y Splitter paga de acuerdo con el número de clics que recibe la liga.

Una de las fortalezas de recomendar algo en redes sociales es que estás convencido de lo que promueves. Normalmente, se hace sin percibir un beneficio extra; esto es lo que construye la confianza en quienes te leen y creen en tu criterio. Con Splitter, esto se pierde, porque la recomendación está motivada por ganar dinero, no necesariamente por compartir algo que te gusta. Quizá yo suene muy romántico, pero prefiero que se conserve esa esencia.

Este modelo es muy extendido, aún sin contar este nuevo servicio. El modus operandi va más o menos así. Una marca detecta a un usuario prominente (normalmente, alguien que tiene un volumen alto de seguidores) y le hace una oferta. Puede ser una invitación exclusiva a un evento (muchas veces, un viaje con todos los gastos pagados), un obsequio -casi siempre, el producto del que debe hablar- o un pago monetario. El punto es que, por obligación, contrato o agradecimiento, el usuario hace la promoción.

En este modelo, rara vez pesa la opinión de quien funciona como portavoz. ¿Por qué? Digamos que cierta marca de móviles te obsequia un modelo para que hables bien de él. Lo usas y resulta que tienes un par de críticas. ¿Te animarías a compartirlas sabiendo que eso no le agradará al fabricante -y por tanto, es decirle adiós a los regalos-? He visto personas que deben defender marcas que no les gustan tanto porque hay un cheque de por medio.

No es un caso hipotético: hablo desde experiencias propias o de gente cercana -cuyo nombre omito por razones de privacidad-. Por ejemplo, conozco a una persona que cobra por hacer menciones en Twitter, pero que no quiere que se sepa porque afectaría su credibilidad. Sabe muy bien que en el momento en que sea descubierto, cualquier cosa que recomienda será sujeto de duda. ¿De verdad será algo bueno El problema no es querer monetizar tu presencia en redes sociales: es hacerlo a cambio de tu opinión. Adelante, gana dinero... gastándote tu reputación.

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