La idea suena a soldados convertidos en superhéroes, y es que el ejército de Estados Unidos ha revelado su último desarrollo en campo de batalla, un arma de rayos láser con el que neutralizar al enemigo con la energía suficiente para alimentar a una gran ciudad.

Bajo el nombre de LIPC (Laser-Induced Plasma Channel) se esconde el arma militar que trata de re-dirigir los rayos de luz en una situación bélica. Si actualmente un arma láser es capaz de neutralizar contingente enemigo como vehículos de combate, LIPC re-dirige los rayos de luz directamente al enemigo.

¿Cómo? Según cuentan desde el ejército, lo que se está probando son un láseres con la capacidad de crear un canal de plasma energético en el aire, una especie de autopista dirigida donde la electricidad discurra por la trayectoria del láser.

El cañón de LIPC sería capaz de eliminar los objetivos sin que se dañe aquello que se encuentra a su alrededor. En el caso de objetivos con alta conductividad como un tanque o un avión, la carga del rayo sería más potente.

Un arma que ha pasado las primeras pruebas exhaustivas en el mes de enero. George Fischer, científico principal del proyecto, comentaba acerca de LIPC:

Solamente con que el láser lance una pulsación de energía modesta, aunque sea durante muy poco tiempo, su poder sería enorme. Aunque el tiempo real de la iluminación sólo se aplique a dos billonésimas de segundo, durante la duración de esa pulsación puede existir más energía que la que necesita una gran ciudad.

El aire podría ser manipulado para actuar como una lente. Usamos un tipo de pulsación láser ultra-corto para hacer un rayo láser tan intenso que fuera capaz de concentrarse sobre sí mismo en el aire y que a la vez se mantenga enfocado en un filamento.

Pensemos que si un rayo láser es lo suficientemente intenso, su campo electromagnético es lo suficientemente fuerte como para extraer electrones de las moléculas de aire, creando plasma.

Todo ello utilizando al equivalente de 50 mil millones de vatios de potencia óptica. Una arma aún en desarrollo donde los propios investigadores aseguran que continúan ultimando los detalles de cómo sincronizar LIPC con el alto voltaje, cómo endurecer el dispositivo para que sobreviva en condiciones extremas.

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