Hace mucho que no nos calzamos el gorro de Nostradamus. Dejemos volar la imaginación, los deseos y la expectativas para especular acerca de que nos depara el mundo de la fotografía, o al menos que nos gustaría ver. Ya hemos hablado de la forma que compartiremos nuestros fotos en un futuro y que nos depara la unión de las fotocámaras y videocámaras. Hoy trataremos de adivinar que será de los sensores en los próximos años y, principalmente, su tamaño.

De más esta aclarar, como lo hice en los intentos anteriores, que esto se trata de una visión subjetiva y no esta exenta de ser completamente errónea. Los invito a discutir, amablemente, en la sección de los comentarios con su percepción acerca del asunto. Otro tema bastante sensible es que solo hablaré desde la perspectiva Canon, pero es absolutamente aplicable a Nikon.

¿Hace cuanto que no hay un lanzamiento interesante, al menos en el sector bajo/medio? ¿Hace cuanto que no sale una cámara que realmente te den ganas de cambiar tu actual por una nueva? Hace bastante tiempo que los nuevos productos anunciados no son más que el mismo modelo anterior con algunas funciones extras. Para la linea Canon, tenemos un apretadísimo sándwich de cámaras que todas parecen hacer lo mismo, pero su precio es radicalmente diferente.

La 1100D, la 650D, la 60D y la 7D hacen casi lo mismo, con ligeros cambios que no hacen la diferencia en el momento de compra. Todas graban vídeo HD, todas tienen un sensor de una buena cantidad de megapixeles, todas son extremadamente versátiles en cuanto a sus funciones y, claro esta, todas toman fotografías. Si, es cierto que algunas tienen pantalla móvil, táctil o enfoque continuo, pero a nivel básico, todas pueden servir perfectamente para una sesión profesional o amateur.

La única más destacable del grupo es la 7D, que en el momento de su salida suponía tener casi una Mark IV, pero con la conveniencia de un formato más pequeño, un precio más barato y una serie de funcionalidades únicas para este modelo. Pero en menos de 2 años nos hemos estancado de tal manera que, salvando las diferencias, una 550D es casi igual a una 7D.

Los ciclos de producción continúan; las empresas tienen que ganar dinero, pero cada anuncio no significa un quiebre, un quiebre que realmente te den ganas de vender tu cámara actual y comprar este modelo nuevo. Hemos llegado al punto en el que casi cualquier cámara es buena para cualquier trabajo. ¿Que nos queda esperar del futuro? ¿Que será aquello que realmente nos quite el sueño y pongamos el cartelito de "en venta" en nuestra querida cámara?

Creo yo, aquello que realmente nos quitará el sueño, son los sensores full-frame para las masas. Aquello que me haga desprenderme de mi actual APS-C será su modelo siguiente, al mismo precio o similar, al mismo formato o similar, pero con un sexy, sexy sensor de tamaño completo. La luminosidad extra, el bokeh más cremoso y todas los beneficios de estos sensores en el rango bajo/medio de cámaras sería, probablemente, el éxito asegurado de la siguiente generación de cámaras.

Nos desharíamos de las incompatibles lentes EF-S, podríamos utilizar un 50mm sin sufrir el factor de recorte y disfrutaríamos de una versatilidad nueva, nunca antes experimentada (al menos en la época digital). El acceso del full-frame para todos es lo que realmente significará el salto tecnológico que estamos esperando, al menos para este humilde editor.

Foto: Taylor Sloan

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