La moda dice mucho de nuestra sociedad y durante los últimos 100 años ha dibujado el retrato más fiel del consumismo desenfrenado que distingue a las sociedades industrializadas a las que pertenecemos, es solo normal que exista moda que pretende cuestionar y reformar esta insostenible tendencia.

Frente a la inminente crisis de petróleo que tarde o temprano enfrentaremos, es necesario que se experimente con todas los métodos posibles para crear materia prima que no involucre un derroche innecesario de energía y a la vez, nos ofrezcan los materiales necesarios para nuestra vida diaria, como los son los textiles.

La investigadora Suzanne Lee, autora del libro “Estilizando el futuro: el guardaropa del mañana”, creó el concepto de BioCouture después de una conversación con el biólogo David Hepworth en el 2003, en donde exploraban la posibilidad de producir prendas a partir de líquidos.

En vez de explotar plantas o petroquímicos para obtener la materia prima para textiles, BioCouture investiga el uso de microbios para cultivar biomateriales textiles. Al ser fermentadas, ciertas bacterias producen microfibras de celulosa pura que forman una densa capa que puede cosecharse (para después) secarse.

Este material básicamente es creado con una solución de te azucarado — algo así como Kambucha — al cual se le agregó un cultivo de bacteria, levadura y otros microorganismos para crear una superficie de celulosa flexible -- el resultado es muy parecido a una gelatina.

Después de 2 o 3 semanas, el cultivo produce una especia de cáscara vegetal con un grosor de aproximadamente 1.5 cm, y el cual puede utilizarse para moldear directamente una forma tridimensional, o bien, secarla para crear pedazos de tela para cortar distintos patrones de una prenda.

Este biotextil puede teñirse e incluso se puede imprimir sobre él, al ser ultra absorbente se utilza mucho menos tinta que la que otras fibras requieren. Este factor, junto con su proceso de producción mismo, tiene importantes implicaciones para la producción sustentable de prendas ya que al ser una prácticamente una cáscara vegetal, las prendas que se confeccionan con este material pueden utilizarse para composta cuando sean desechadas. Actualmente la investigadora y diseñadora esta tratando de resolver el asunto de la ultra-absorbencia de este material, ya que al entrar en contacto con el agua se derrite y deforma. El reto por el momento es controlar la biodegradación de la bacteria que produce el agua.

El próximo paso de BioCouture también es experimentar con la producción del cultivo de microbios que la celulosa requiere, a partir de desechos líquidos de la industria alimenticia.

Si la moda es una señal de las posibles direcciones que la sociedad puede tomar, BioCouture es un excelente camino.

Imágenes BioCouture

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