Isaac Asimov escribió por primera vez en el cuento corto _Runaround_ las que se llegarían a conocer como las Tres Leyes de la Robótica:

  1. Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
  2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la Primera Ley.
  3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.

Sin embargo, en el contexto de los automóviles autónomos esas leyes deben ajustarse un poco. Al menos esto propone el Dr. Raúl Rojas, reconocido profesor de Inteligencia Artificial de la Freie Universität Berlin. Él sugiere estas que serían las Cuatro Leyes de los Automóviles Autónomos, o robóticos:

  1. Un automóvil no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
  2. Un automóvil debe obedecer los reglamentos de tránsito, excepto si estos reglamentos entrasen en conflicto con la Primera Ley.
  3. Un automóvil debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
  4. Un automóvil debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera, la Segunda o la Tercera Ley.

Como habrán apreciado, la Segunda Ley de los Automóviles Autónomos implica la obediencia a una ley encima de la humana, aunque a favor de los humanos. De esta manera, un ser humano no puede ordenarle a un auto ir en una dirección errónea o transgredir el reglamento de tránsito.

Otra consecuencia positiva, es que los Automóviles Autónomos tomarían la iniciativa de evitar pérdidas humanas, y esto implica "aprender" a hacerlo, incluso participar en la creación de una base de datos distribuida en la que ese conocimiento esté compartido entre todos los vehículos, con lo que las aplicaciones se multiplican.

Los vehículos inteligentes son un realidad en la que hasta empresas como Google han participado. Son automóviles sin conductor, necesariamente conscientes de su ambiente, que utilizan tecnologías como GPS, radares y hardware para visión artificial. Al día de hoy sólo el estado de Nevada en los EE. UU. permite el libre tránsito de vehículos robóticos. La esperanza que es que los algoritmos resuelvan problemas (como el tráfico) que nosotros no hemos podido superar con libre albedrío.

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