No todo el mundo se sabe adaptar a las herramientas sociales que están a la orden del día. El periodo de adaptación varía dependiendo de los conocimientos -y ganas- que tenga la persona, pero siempre nos podremos encontrar con determinados errores de concepto. Para algunos es una tarea más compleja e incluso los usuarios más habituados a este tipo de servicios nos encontramos con un pensamiento tan simple como erróneo: quejarte de la propia herramienta por algo que no se le puede achacar completamente. Por ejemplo, un día ocurre algún tipo de noticia, sale el meme de turno o el evento de la semana, y muchos de tus contactos hablan de ello, tanto que te puedes terminar cansando. Algo lógico y completamente normal.

Algunas de esas personas se unirán a ese momento y otros simplemente lo ignorarán, otros utilizarán las herramientas que tienen disponibles para bloquear temporalmente determinados tipos de mensajes, pero siempre alguno puede caer en lo que desde mi punto de vista es un error. Voy a usar Twitter como ejemplo, porque es lo que más uso y en el que más veces me lo he encontrado, pero probablemente esto es algo que podamos extrapolar a cualquier otra red social. Dos ejemplos vistos en los últimos meses:

"Twitter hoy es un aburrimiento, me largo". "Lo malo de Twitter es ver cómo todos repiten lo mismo en el mismo orden".

No se trata de una crítica al diseño de la herramienta, a su usabilidad y ni siquiera a la estabilidad de la misma, sino de una crítica pura y dura a los contenidos que le llegan a un usuario mediante su timeline. Y ahí está la clave de todo el asunto: la línea de tiempo de cada usuario, los contactos de cada uno o los amigos que tengamos. Siguiendo con el caso de Twitter, cuando nos registramos tenemos una cuenta que por defecto absolutamente no tendrá casi nada de actividad, el servicio nos podrá sugerir otras cuentas a las que seguir, sin embargo desde el mismo instante en el que finalizamos el registro nos toca a nosotros personalizar lo que nos llegará o no.

Somos cada uno de nosotros los que decidimos darle al botón de follow y poco a poco vamos construyendo nuestro timeline, nuestras listas y con nuestra participación en la herramienta también vamos atrayendo a que nos sigan. Es decir, un servicio al que le damos forma nosotros mismos y si un día lo que leemos en esa plataforma no nos agrada, nos aburre o simplemente nos saca de quicio, no le eches la culpa a la herramienta, ten en cuenta que eres tú el que has elegido seguir a esas personas que ahora te parecen sumamente aburridas o cansinas.

Comprendo que esto pueda pasar, que este tipo de críticas existan y seguirán existiendo por mucho tiempo, ya que es algo natural en muchos casos debido a la adaptación a las plataformas sociales, pero no puedo evitar llevarme una sorpresa cuando esas críticas las realizan personas que pasan cada día de su vida usando los servicios y que no sólo tienen conocimientos más que suficientes sobre ellos sino que además suelen dar clases de uso de esos mismos sitios.

Esto me hace pensar que en algunos casos todavía nos falta algo de madurez para seguir evolucionando a determinados tipos de aplicaciones, o que simplemente, como es algo natural en los humanos, queremos culpar a algo en lugar de a nosotros mismos cuando algo no funciona como pensábamos/queremos que lo hiciese.

Imagen: Comunidad Social

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: