Durante unas semanas he tenido la oportunidad de probar el dispositivo Wi-Drive de la firma Kingston. Este pequeño aparato, del tamaño de un smartphone pero con mucho menos peso, es una memoria de almacenamiento inalámbrica que siempre podemos llevar con nosotros, ideada para que sea el compañero ideal de nuestro iPhone, iPad o iPod touch.

Buscar un equilibrio adecuado entre lo local y la nube, quizás esa sea una de las tareas más difíciles de realizar en estos tiempos en que todos los servicios se prestan a ofrecer sus servidores donde colocar nuestros datos. Sin embargo, muchos no se fían de almacenar allí determinada información, o aunque la guardan también en la nube, gustan de tener sus datos en modo local por lo que pueda pasar, léase un borrado accidental de nuestra cuenta o encontrarnos habitualmente en lugares sin conexión.

Si somos de los que nos inclinamos por esta segunda opción, entonces podemos encontrarnos con un gran inconveniente, la falta de capacidad de almacenamiento que tienen los dispositivos móviles actuales, en muchos de los casos limitados a 8GB, 16GB, 32GB o como mucho 64GB. Aquí es donde entra en juego Wi-Drive.

Siendo totalmente específicos, Wi-Drive es una unidad de almacenamiento Flash accesible por USB y por WiFi (hasta con tres dispositivos al mismo tiempo), esa es su descripción en resumen, y se ofrece en dos modelos con diferente capacidad, uno de 16GB y el otro de 32GB, un extra muy adecuado. Por tanto es muy sencillo pasar datos del Mac o PC a la Wi-Drive para luego hacerlos disponibles al usuario o usuarios a través del enlace WiFi desde el dispositivo iOS.

Conociendo el Wi-Drive

Lo primero que llama la atención en la Wi-Drive es su bajo peso y su acabado, muy similar al de la carcasa brillante de plástico de un iPhone 3G o un iPhone 3GS. Externamente solo apreciaremos el botón de encendido en el lateral que además hace de indicador de batería (rojo, ámbar y verde según su estado) y dos leds incrustados dentro de la cubierta que advierten sobre que la conexión WiFi con la unidad está disponible así como la conexión a Internet que luego explicaremos.

Un botón de reset junto al de encendido nos permitiría reiniciar completamente la unidad, dejándola como estaba al principio de su uso. Sobre la parte trasera, en el perfil, está el puerto de conexión USB que comunicará con el ordenador PC o Mac. Esta será la primera tarea que realizaremos, conectar con la computadora no podría ser más fácil. Introducimos el cable que viene en la caja en el puerto USB y veremos aparecer en el escritorio dos iconos, uno CD-ROM y otro llamado Kingston (o Wi-Drive).

Accederemos a este último cargándolo del contenido que deseamos tener disponible. Los formatos que puede leer luego la aplicación iOS serían los soportados de forma nativa en ese sistema operativo:

Audio: AAC, MP3, WAV Vídeo: m4v, mp4, mov, Motion JPEG (M-JPEG) Imagen: jpg, bmp, tiff Documentos: pdf, doc, docx, ppt, pptx, txt, rtf, xls

Lo recomendable es organizar el espacio por carpetas, por ejemplo por tipos de archivo para no mezclar contenido propio con el contenido propio de Wi-Drive necesario para su funcionamiento. Por supuesto también podremos utilizar la unidad como almacenamiento de cualquier otro tipo de archivo de formato diferente para pasar luego a otro ordenador, pero obviamente el iPad o iPhone no será capaz de leerlo.

Conociendo la aplicación móvil

El siguiente paso será descargarnos la aplicación gratuita desde el App Store, podemos hacerlo buscando por el término Wi-Drive y nos aparecerá en los resultados. Una vez hecho esto, buscamos el dispositivo desde la sección WiFi de los Ajustes de iOS para encontrar a la Wi-Drive, estableceremos conexión con ella y salimos. Justo después podremos ejecutar la aplicación y lo primero que veremos será una página de inicio con el nombre de dispositivo, tras pulsar sobre él se desplegará la ventana del contenido con los archivos divididos por tipos. Pulsando sobre cada uno de ellos veremos la fotografía en cuestión, o el vídeo, documento o canción.

La interacción con la aplicación es muy fluida y apenas se producen cortes. En un lateral tenemos disponible el icono de Ajustes tan familiar en iOS. Accediendo a su interior se nos ofrecen algunas opciones que nos conviene conocer. Por ejemplo la más obvia es el añadido de una contraseña para que nadie más con la aplicación disponible pueda ver nuestros datos.

Otra opción bastante útil es la de Bridge Mode o modo puente. El problema que plantea el uso de este tipo de soluciones es que mientras la usamos el iPhone, iPad o iPod touch pierden conexión con la red WiFi a la que estuviesen conectados. Pero con la función de puente, Kingston habilita la conexión a Internet a través de su producto, para que podamos acceder a su contenido a la vez que tenemos libre acceso para navegar o utilizar apps en red.

Conclusión

8/10

Estamos ante un complemento sencillo y muy bien trabajado. Se me ocurren multitud de ideas en las que emplear esta solución: compartir elementos audiovisuales en un viaje en carretera, visionar juntos un álbum de fotos a través de tres diferentes dispositivos iOS, o simplemente el compañero ideal para un viaje de placer durante una semana. Sea cual sea tu circunstancia seguro que podrías sacarle ventaja.

Como punto negativo quizás la batería, cuatro horas de funcionamiento continuado podría alargarse un poco si se añadiera más capacidad. Por todo lo demás, y sabiendo que los precios de los dos modelos disponibles están en 150 dólares para la unidad de 32GB y de unos 100 para la de 16GB, Wi-Drive de Kingston es un aparato a considerar si andamos justos de espacio.

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