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En una sociedad en la que la telefonía móvil se ha convertido en algo imprescindible encontramos la paradoja de las trabas que sufren los operadores para el despliegue de estaciones base (o nodos, que es como se llaman en 3G, concretamente, nodos B). Con algunas ciudades en Estados Unidos barajando la posibilidad de lanzar legislaciones algo más duras con las antenas de telefonía móvil y con informes contradictorios sobre los efectos en la salud, la Universidad del Estado de Ohio ha presentado los resultados de una investigación que, a más de uno, podría poner los pelos de punta: han desarrollado una antena que podría integrarse en la ropa y mejorar la recepción de aparatos de radio.

La idea es fascinante pero también me da mucho que pensar. El hecho de ocultar las antenas no es nada nuevo, por un lado, las estaciones base se mimetizan cada vez más con el medio (falsas chimeneas en edificios que esconden la antena, antenas con formas de árbol o con forma de detectores de humo, etc) y, por otro lado, los móviles han plegado las antenas que tenían y las han llevado a su interior integradas en su placa base, algo que ha permitido la miniaturización de los terminales y, sobre todo, hacerlos algo más discretos.

Teniendo en cuenta que el uso, principalmente, está orientado a aplicaciones militares y relacionadas con servicios de emergencia y seguridad, esta antena ofrecería un alcance hasta cuatro veces mayor que cualquier otro tipo de antena diseñada para funcionar sobre el cuerpo de una persona (es decir, una antena camuflada). Este dispositivo, realizado en base a una rejilla metálica sobre una capa de plástico, podría integrarse perfectamente en la ropa del usuario, por ejemplo, en el hombro o en el pecho y que, usando un par de antenas, podría convertir una camisa o una chaqueta en una antena omnidireccional.

La verdad es que una antena de este tipo podría aplicarse a muchos ámbitos si bien, como decíamos, los investigadores tienen el foco puesto en usos militares y en la reducción de los equipos de transmisión de campaña de los efectivos militares:

Nuestro objetivo principal es mejorar las comunicaciones y la movilidad de los soldados. Pero la misma tecnología podría funcionar con policías, bomberos o astronautas, es decir, cualquiera que necesita trabajar y tener sus manos libres para realizar tareas más importantes.

Dicho así, un chaleco con estas antenas integradas, la electrónica necesaria para seleccionar la antena más adecuada para enviar y recibir la señal y un equipo de comunicaciones en miniatura, podría proporcionar a los soldados unos trajes con radio integrada de alto alcance que evitase el uso de pesados equipos de comunicaciones. Otra de las ventajas es el coste de esta tecnología, unos 200 dólares (135 euros) por antena, precio que, seguramente, podría reducirse mucho en una producción a gran escala y, con un coste razonable, podría ser el final de la típica imagen del walkie-talkie de la policía.

¿Y podría utilizarse en aplicaciones no militares? Esta antena podría ser un interesante punto de partida para "repetidores de señal" de índole personal que mejorasen, por ejemplo, la cobertura en zonas rurales con baja calidad de señal. Sin embargo, viendo la aversión a las antenas de telefonía móvil que existe en algunos lugares, me costaría mucho ver a alguien con una camiseta que lleve integrada cuatro antenas de microondas, aunque quizás sea bastante pronto para pensar en el tema.

Posiblemente, yo me lo pensaría dos veces antes de ponerme una camiseta que sirva como antena receptora, seguramente pediría ver las medidas de SAR (specific absorption rate) realizadas. ¿Y vosotros? ¿os pondríais una camisa con cuatro antenas que mejorasen la cobertura de vuestro móvil?

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