Friday es uno de los memes de 2011. El inefable vídeo de Rebecca Black se convirtió en un fenómeno de Internet tan escandaloso que ha sido parodiado hasta el cansancio. La "cantante" debe toda su fama a los millones de usuarios que hicieron de su canción un ícono de la red. Venga, que hasta series de TV como Glee han hecho sus propias versiones del tema. Sin embargo, en un movimiento incomprensible, el vídeo ha sido retirado de YouTube por órdenes de la misma Black. ¿Qué ocurre?

Todo comenzó el lunes 13, cuando por unos momentos el vídeoclip apareció en YouTube Rental, con un costo de $2.99 dólares. Sin embargo, esta decisión duró unas cuantas horas, pues Friday volvió a estar disponible para su vista gratuita. Bien pudo tratarse de una estrategia fallida de Ark Music Factory, de una treta para ganar titulares en la web o de un simple error. Al final, el suceso pasó mayormente desapercibido, hasta que por la tarde del jueves 16 (tiempo de Estados Unidos), el vídeo fue retirado.

Sobre esta acción, YouTube declaró que se toma muy en serio cuando una persona denuncia si un vídeo infringe el copyright de algún tercero. Mi pregunta es: ¿qué argumento empleó Black para bajar su propio vídeo? No parece seguir alguna lógica, salvo que sea alguna estrategia extraña de su sello para monetizar el vídeo viral. La decisión no suena tan descabellada si miramos que se trata de una canción que ha logrado más de 167 millones de vistas. Por ejemplo, si la canción se pone a la venta en algún lado bajo un modelo de exclusiva, entonces el video de YouTube estaría atentando contra el copyright.

Si el retiro obedece a esta razón, entonces Rebecca Black se habría disparado en el pie de la manera más estrepitosa posible. La fama de Friday se la debe por completo a los usuarios de Internet que, en una gran broma mundial, han decidido compartir su contenido, dotarle de significado y darle valor simbólico. El vídeo vale no por su calidad, sino como parte de ese folclor de la red. Y Black es la que pierde, porque como ella vendrán más en una fábrica incesante de memes. Que lo que ha creado el Internet --aunque sea la peor canción del mundo-- no lo mate la ambición del copyright.

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