Las baterías eléctricas se vienen usando desde hace tiempo pero la exigencia que estamos haciendo sobre este tipo de elementos es cada vez mayor. Exigimos cada vez más autonomía para nuestros dispositivos a la vez que estos emplean una mayor potencia y por consiguiente tienen un mayor consumo. Algo similar está comenzando a suceder en el mercado del automóvil, los primeros vehículos eléctricos están saliendo al mercado y aunque en la actualidad no veremos muchos dentro de unos años será más común verlos por las carreteras.

Pero estos vehículos tienen una autonomía muy corta comparado con los automóviles que cuentan con un motor de combustión, haciendo que los eléctricos se queden para recorridos cortos. Otro de los problemas a los que se enfrentan es los tiempos de carga de las baterías, en el que en el mejor de los casos podemos recargar la batería en un cuarto de hora, mientras que conectando el coche a un enchufe normal la carga se podría extender hasta las ocho o nueve horas. Pues bien, los investigadores del Massachusetts Institute of Technology --también conocido como MIT-- han desarrollado un nuevo tipo de baterías que se cargan con un combustible líquido.

Cambridge Crude es el nombre de este combustible y logra recargar las baterías ya que estas se alimentan de partículas cargas en un electrolito eléctrico. Estas baterías cuentan con dos compartimentos en el que se almacenan las partículas, una para las que almacenan la carga de energía y otra para las que se encargan de descargar esta energía.

La principal ventaja de este sistema es que la carga de la batería, al tratarse de un combustible líquido, se puede hacer tan rápido como actualmente llenamos los depósitos de combustible de nuestros coches con motor de gasolina o diésel. Otra ventaja respecto a las actuales baterías que se usan en los coches eléctricos, es que estas baterías son más pequeñas y más baratas, lo que además de tener una mejora evidente en el coste de los materiales también harán que los coches sean menos pesados, mejorando las prestaciones y la sensación de conducción entre otras cosas. En el informe del MIT indican que

El nuevo diseño debería permitir reducir el tamaño y el costo del sistema de baterías completo, incluyendo el soporte estructural y conectores, a cerca de la mitad de los niveles actuales. Esa drástica reducción podría ser la clave para que los vehículos de puedan tener una mejor competencia con los vehículos convencionales de gasolina o diésel.

Por otro lado el profesor Yet-Ming Chiang afirma que esto supone la reinvención de las baterías para automóviles, un trabajo que no es nada sencillo y cuyas investigaciones pueden llevar al menos 18 meses hasta que este tipo de baterías lleguen a los vehículos de producción.

Si los investigadores logran llevar esta tecnología de baterías al mercado del automóvil será un gran paso adelante y entonces quedará por solucionar el problema de la autonomía, con vehículos que en la actualidad difícilmente podremos hacer algo menos de 200 kilómetros.

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