Los defensores de WikiLeaks siempre han argumentado una verdad obvia: Julian Assange no es la organización. Es muy cierto: WikiLeaks debe ser comprendido como un organismo de colaboración descentralizado. Empero, el papel de Assange como cabeza visible ha afectado --tanto para bien como para mal-- la percepción que se tiene. Polémico en sus acciones y declaraciones, es una de las figuras centrales de un fenómeno que ha sacudido los cimientos de este incipiente siglo.

Julian Assange ahora recibe otra crítica, esta vez, de parte de su antiguo colaborador Daniel Domscheit-Berg. En un especial de PBS, el otrora vocero de WikiLeaks afirmó que Assange se oponía a la edición de nombres de los informantes dentro de los documentos revelados. Aún antes de la filtración histórica sobre Afganistán e Irak, la organización ya había sido criticada por su aparente descuido a la hora de proteger a los soplones. De hecho, este fue uno de los argumentos principales que usó el gobierno de Estados Unidos para desacreditar a WikiLeaks.

De acuerdo con Domscheit-Berg, Assange quería exponer a los informantes. Según recuerda el entrevistado, se le solicitó a Julian que se hiciera algo para cuidar la identidad de estas personas. "Son informantes, colaboradores [del gobierno de EE.UU.]. Merecen morir", señaló Assange. Al parecer, al final le hicieron recular a su decisión, pues la edición de nombres sí se realizó. No obstante, esta instrucción se dio cuatro horas antes de la filtración, razón por la cual se hizo de manera descuidada y atropellada.

Para quienes no lo recuerden, a finales de septiembre de 2010, Domscheit-Berg renunció a su cargo en WikiLeaks, provocando una fractura al interior de la organización. El argumento fue que Assange programó, sin consulta previa con ninguno de los miembros, la salida de 392 mil documentos sobre Irak. El entonces vocero --quien actuaba bajo el alias de Daniel Schmitt-- acusó que no les dio tiempo para cubrir como debían el nombre de todos los informantes involucrados. Eventualmente, Domscheit-Berg abrió su propia alternativa: OpenLeaks

Mucha gente ha cuestionado si la motivación de Assange con WikiLeaks es, más allá de la revelación de la verdad, una campaña feroz en contra de Estados Unidos. Conforme pase el tiempo, serán más y más los detalles que salgan a la luz, dejando de lado el furor para dar paso a la crítica y la reflexión. Este paso no sólo es lógico, sino deseable. Es innegable que WikiLeaks se ha convertido en un poder de facto en el escenario político actual. Por supuesto, Julian no es el organismo, pero sus ideales, motivaciones y decisiones influyen de manera considerable en los rumbos que toma la organización. Sí, WikiLeaks nos ha ayudado muchísimo a crear un contrapeso social al lobbying, pero nunca, nunca olvidemos una premisa clásica: quis custodiet ipsos custodes?

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