Clain Necran es un chico solitario, uno de los que prefiere llevar una vida independiente, separado de sus padres, dueño de sus responsabilidades y obligaciones. A pesar de no sumar más de 20 años, Clain sabe llevar una vida cómoda, a la vez nostálgica y apasionada por una era que no le tocó vivir. Una era pasada; la nuestra.

Los seres que dicen ser sus padres son doppels, agentes virtuales que facilitan el contacto con el mundo, o mejor dicho, lo evitan. Son dobles que acortan distancias y alejan personas, ligeros doppelgängers insertados en una realidad à la Matrix.

Han pasando cientos de años desde que el hombre creó Fractale, la inteligencia artificial divina, o casi. El gran algoritmo todo controlador que guía cada vida, cada ser, cada aspecto de un mundo aséptico e individualista. Fractale no es un sistema consciente de sí mismo, no es un Skynet, más bien una simple expresión matemática expresada en software y desplegada en hardware.

Fractale...

está compuesto por varios trillones de procesadores interconectados usando tecnología del siglo XXII. Mediante la inserción de una terminal Fractale dentro de tu cuerpo y el envío periódico de tus registros de vida al servidor suspendido HighSky, cualquiera puede ingresar.

Las necesidades del día están garantizadas incluso si no se trabaja. Es un mundo sin guerra ni sufrimiento. De hecho, Fractale es como una creación de Dios hecha por el hombre.

Clain hubiese llevado una existencia normalizada por esa máquina perfecta de no ser por el día que conoció a Phryne, sacerdotisa de Fractale y portadora de la llave que podría cambiar el mundo. Entonces inicia una historia de persecuciones, dobles, surrogates virtuales, vida aumentada y artificial, religiosidad tecnológica y una existencia autoreferente: fractal.

En Fractale encontramos una mezcla de elementos bien conocidos de la ciencia ficción y el Anime. Elementos que si somos estrictos encontraremos repetitivos, poco originales, incluso desordenados. El nombre en sí mismo atrae porque sugiere complejidad, ciencia y arte, es cierto, y por eso mismo decepciona cuando se nos presenta superficial y apresurado.

Fractale reúne 11 episodios recién lanzados este 2011. En todos ellos hallarás animación de excelencia, pero diseño de personajes que considero ordinario --con mención honorífica para Phryne--. El ritmo es irregular, sí, pero entretenido la más de las veces. Y, como he sugerido arriba, el argumento cae en más de una ocasión en el terreno de lo predecible.

No quiero desanimar en ustedes el visionado de Fractale. Por el contrario, les exhorto a hacerlo para desmenuzar sus partes, disfrutar sus detalles, imaginar sus alcances, recrear sus propósitos, remezclar sus argumentos. El Anime, si algo tiene de especial, al menos para mí, es la oportunidad que ofrece de conocer mundos osados y ajenos; uno cada semana.

Si tienes recomendaciones de Anime que te pareció complejo, extraordinario y/o tecnológico, me las puedes hacer llegar en los comentarios —llevo una lista, en serio— o en @alanlzd, donde dicen que, aunque tarde, siempre contesto.

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