Este fin de semana, miles de personas en diferentes puntos de México formaron parte de la Marcha Nacional por la Paz, un movimiento de desobediencia civil pacífica en protesta por las muertes producidas por la Guerra contra el Narcotráfico. Convocada por el poeta Javier Sicilia, la marcha conglomeró a decenas de miles de ciudadanos --90 mil, según cifras oficiales; 200 mil, de acuerdo con los organizadores-- quienes marcharon hacia el Zócalo de la Ciudad de México para mostrar su desacuerdo contra la actual administración de Felipe Calderón.

La marcha, como muchos movimientos de resistencia civil en los últimos meses, fue ampliamente difundida en redes sociales como Facebook y Twitter. Ante el cerco mediático impuesto por el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia, la gente encontró en Internet un mecanismo de organización rápida y eficaz. La propagación del mensaje fue tal que se pudieron organizar más muestras hermanas en diferentes países como Francia, Argentina, Alemania, entre otros.

Y llegó el 8 de mayo. En todo México, gente con pancartas, carteles, gritos y reclamos salió a tomar las calles. En el Distrito Federal, centro neurálgico de la vida del país, la marcha se convirtió en un ente que recorría las venas de la ciudad. Por supuesto, la cantidad de tweets se disparó, con información minuto a minuto que venía desde los asistentes de la marcha, los espectadores solidarios, los detractores y las réplicas en el extranjero. A pesar de notarse un volumen considerable de datos, en ningún momento llegó #MarchaNacional (etiqueta adoptada para hablar del movimiento) a los 10 trending topics a nivel nacional, ni en los temas locales de la ciudad de México ni en Monterrey.

No sólo #MarchaNacional se quedó sin aparecer, sino que prácticamente ningún tópico relacionado llegó a colarse en la lista. El único que lo logró, al parecer, fue Xola, en referencia al punto donde la marcha hizo una pausa de descanso. Por el contrario, temas relativos al partido Pumas-Monterrey o a otros artistas de la farándula se mantuvieron ahí. Por supuesto, dicho resultado provocó la suspicacia ya que, similar a lo ocurrido con el boom de WikiLeaks, un tema con un flujo avasallador no apareció.

La primera reacción fue acusar de censura a Twitter y de intromisión al gobierno federal. La sospecha venía de que Javier Sicilia y #MarchaNacional había sido trending topic durante toda la semana. ¿Por qué, de pronto, el día de la manifestación se borró de la lista? Paradójicamente, la desaparición de la etiqueta podría significar algo bueno para el movimiento. Recordemos que Twitter indicó, tras el escándalo por la supresión de WikiLeaks, que su algoritmo de TTs sólo detecta los picos. Es decir, rastrean los temas con crecimiento súbito, no aquellos que han conseguido un volumen estable de menciones. Ésa es la razón por la que palabras muy repetidas (como artículos o preposiciones) no aparecen en la lista.

Si #MarchaNacional ha conseguido traspasar ese límite, implica que tienen un flujo muy alto de información --lo cual se puede corroborar al hacer una búsqueda en Twitter-- y ya no es de crecimiento acelerado, sino sostenido. Entonces, podríamos considerarlo como un tema habitual, no uno del momento. ¿Por qué creer en esta hipótesis? Simple: porque en los casos de Egipto, Libia y similares, donde las protestas fueron más grandes, no existió mano negra de la empresa ni intervención gubernamental.

Por supuesto, restan dos hipótesis. La otra es que, en efecto, el flujo de información sobre los partidos de fútbol y similares haya sido más alto, razón que no puede descartarse del todo. Sí: muchísima gente en Internet estuvo atenta a la marcha, pero hay que recordar que buena parte de la población carece del servicio y otro tanto lo usa meramente con fines recreativos. En México la TV aún gobierna los contenidos y la agenda mediática; y en un país donde las colas para entrar al estadio y las marchas ciudadanas se juntan pero no se mezclan, suena posible.

Y, por supuesto, queda la teoría de una intervención del gobierno de Felipe Calderón, quien (¿en colusión con Twitter?) habría impuesto alguna clase de filtro al tema. A mí no se me ocurre ninguna manera en que se pudo haber ejecutado tal maniobra. La sospecha, empero, es otro síntoma de la desconfianza que impera contra el gobierno actual y el manejo mediático que tiene. Tampoco he visto que alguien dé pruebas fehacientes de que existió tal censura, pero en un México donde la política asciende a tintes surrealistas, la duda sobrevive. Juzguen ustedes.

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