Founders Daniel Ek & Martin Lorentzon

Hoy nos hemos levantado con una noticia algo agridulce, bueno, bastante agria para la mayoría: Spotify aplicará, a partir del 1 de mayo, limitaciones a su servicios gratuitos. Las respuestas, por parte de los usuarios, no se han hecho esperar porque, en muy poco tiempo, la penetración de Spotify ha sido muy alta y, prácticamente, se había extendido como la pólvora; así que muchos han expresado su disconformidad con este movimiento y, entre otras cosas, han manifestado su intención de abandonar el servicio y buscar alternativas.

¿Y por qué este cambio? Está claro que el movimiento tiene un trasfondo económico puesto que se está intentando forzar un trasvase de usuarios desde las modalidades gratuitas hacia la suscripción de pago, es decir, para intentar aumentar los ingresos. ¿Aumento de ingresos? ¿Acaso Spotify no era rentable? Bueno, a la primera de las preguntas podemos contestar viendo un poco los planes de expansión del servicio que, con el punto de mira puesto en el mercado estadounidense, ha visto como ha llegado a un punto muerto en sus negociaciones con dos de las cuatro grandes discográficas del mercado de Estados Unidos. El motivo de este punto muerto es bastante simple, los derechos de autor y el canon de las discográficas que, lógicamente, siempre han querido sacar una buena tajada de todo esto y son los que, precisamente, han puesto las mayores barreras de entrada a Spotify.

Sobre la rentabilidad de la compañía mucho se ha dicho y, aunque el balance final es de pérdidas, los datos que se manejaban últimamente lo acercaban a la rentabilidad. ¿Y dónde estaba el problema? Pues en las discográficas que, precisamente, tenían a Spotify como su segunda fuente de ingresos en Europa y, lógicamente, querían mucho más. De hecho, desde que comenzó su andadura, Spotify ha pagado 40 millones de euros (57,95 millones de dólares) en derechos de autor y, claro está, con este canon tan abultado es muy complicado ser rentable si tan sólo el 15% de tus usuarios abona por el servicio.

Spotify siempre cifró en un 10% su masa crítica de usuarios premium, sin embargo, con este cambio, parece que, o bien la estimación inicial no era correcta y, por tanto, el 15% actual se sigue quedando corto frente a las tasas que imponen las discográficas o, por el contrario, han decidido dar una salto que permita maximizar los ingresos y aumentar los beneficios.

Sea cual sea el motivo, está claro que los usuarios son los perjudicados, bueno, ¿perjudicados o beneficiados? Mi compañero David Rubia, de ALT1040, ha hecho una reflexión muy interesante sobre la gratuidad, o no, de los servicios en la red con la que comparto algunos detalles.

streaming

Está claro que este cambio, para los que usábamos la versión gratuita, es un fastidio, puesto que nos habíamos acostumbrado a utilizar este servicio para trabajar, leer, etc, desterrando, prácticamente, los discos en mp3. De hecho, poder tener acceso a los playlists desde cualquier ubicación (mi casa, la oficina, etc) era uno de los puntos fuertes del servicio. Viendo los precios de la música en iTunes o en el tradicional CD, los precios de Spotify son lo suficientemente competitivos como para que alguien se plantee dar el salto hacia el modelo premium, si bien, para mucha gente, el modelo gratuito, bueno, con publicidad, podía ser suficiente para la jornada laboral, algo que, también es respetable porque la inserción de publicidad, al fin y al cabo, era una forma de pago del servicio.

¿Existirá trasvase de usuarios? Posiblemente sí pero, quizás, no tanto como el que espera Spotify, básicamente, muchos usuarios al oír la noticia han comentado que podrían plantearse pasarse a otros servicios como LastFM, Rockola.fm o Grooveshark y, quizás, en ciertos aspectos también lleven razón. Este movimiento de Spotify ha sido demasiado restrictivo, de hecho, después de tanto tiempo de uso y haberlo integrado tanto dentro de mi rutina de trabajo, básicamente, sólo me quedan dos opciones, o bien me quedo como estoy y, por tanto, mis listas sólo podré reproducirlas cinco veces (el máximo de reproducciones de cada canción) o, por el contrario, me paso al modo premium. Es decir, que han forzado al usuario a estar "entre la espada y la pared" y, claro está, cada usuario es libre de elegir qué hacer y, si existen alternativas que, por inserciones de publicidad, o cualquier otro tipo de acuerdo, pueden ofrecer un servicio satisfactorio que convenza a los usuarios, éstos son libres de marcharse y, lógicamente, era un riesgo que Spotify corría al plantear este cambio en las condiciones de prestación del servicio.

¿Aumentará Spotify sus ingresos y comenzará a generar beneficios? Seguramente sí que aumenten, es un servicio que vale la pena y que, analizando la relación entre costes y beneficios, el balance sale muy positivo. ¿Está dispuesto el usuario a pagar por algo que puede tener gratis? Pues yo creo que, poco a poco, el usuario es cada vez más sensible a este tipo de servicios que representan una apuesta interesante al arcaico negocio de la música, una tarifa plana para oír música a la carta desde cualquier terminal y ubicación (dentro del área de influencia del servicio), por lo que, quizás, con un paso algo más lento de lo que puede pensar la compañía, el usuario se irá acercando a estos servicios.

Al fin y al cabo, siempre que hablamos de la retrógrada industria española de contenidos, hacemos referencia a los modelos freemium de Spotify y al servicio de Netlfix como ejemplos a seguir, por tanto, el hábito de los consumidores está cambiando y acercándose a nuevos modelos de negocio aunque, eso sí, si en vez de pagar, consumimos publicidad, el acuerdo comercial sigue siendo válido y, las compañías, siguen percibiendo ingresos, aunque sea de manera indirecta.

Bueno, y todos vosotros que usáis el servicio de Spotify, ¿pensáis cambiar al modelo premium, os váis a quedar con el gratuito o, directamente, pensáis cambiar de servicio?

Imágenes: Tanaka music y Etecnología

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