Amigos tenemos nuevas declaraciones de el presidente de la SGAE, Teddy Bausita, ese que cada vez que saca la lengua de paseo desata la cólera de miles de ciudadanos españoles. ¿Y esta vez qué ha dicho? Pues más o menos lo de siempre centrándose en el tema de la ley Sinde y el canon digital.
Respecto a lo primero, la ley Sinde, dijo que cree que la normativa funcionará “razonablemente bien, pero más por el efecto disuasorio que por el punitivo” y está convencido de que después del verano ya se podrán empezar a cerrar páginas de enlaces P2P.
Sobre el canon digital, que será modificado en breve, Bautista aseguró que el nuevo irá por la línea de los que hay en el resto de Europa y también aprovechó para decir que la sentencia europea que declaró el actual canon digital español ilegal junto a la del tribunal de Barcelona “ratifican la legalidad y legitimidad del canon digital” (obviamente él puede decir lo que quiera, pero la sentencia del Tribunal de la UE consideró ilegal el actual canon que se aplica en España). Por último también declaró que eliminar el canon, como quiere el PP y miles de españoles, sería perjudicial para todos los ciudadanos por que gracias al gravamen se pueden realizar copias privadas.
Como adelantaba al comienzo ninguna de estas declaraciones me ha sorprendido ya que van en la línea de lo que Teddy Bautista y la industria sostienen siempre. Lo que sí me sigue sorprendiendo es cómo pueden ser tan extremadamente ingenuos. Atentos a esta última parrafada del jefazo de la SGAE:
A todos nos interesa que haya industrias culturales capaces, autosuficientes, beligerantes hacia el exterior y el objetivo de todos debería ser consolidar una industria de contenidos competitiva y que de una buen imagen del país
Sinceramente, no alcanzo a comprender cómo es posible que continúen pensando que la ley Sinde, o cualquier otra legislación similar, en connivencia con el canon digital vayan a conseguir “industrias culturales capaces”. Este tipo de estrategia no está funcionando en ningún país y mientras la industria cultural mundial del copyright se hunde por momentos, los nuevos modelos como Netflix o Spotify crecen sin parar. Más claro imposible, pero ya decía mi abuela que no hay peor ciego que el que no quiere ver.