El documental Presunto Culpable se encuentra en el ojo del huracán, después de que la juez Blanca Lobo Domínguez ordenara suspender la proyección en las salas de cine. La cinta narra la historia de Antonio Zúñiga (Toño), quien es acusado por el asesinato de Juan Carlos Reyes. Ayudados por la cámara, los realizadores Roberto Hernández y Layda Negrete muestran los entresijos de un proceso jurídico opaco, en el que Toño es encarcelado a pesar de las numerosas pruebas y recursos que apoyan su inocencia.

Hace un año que Presunto Culpable luchaba por entrar a las salas mexicanas, mientras se hacía de un sinnúmero de premios en diversos festivales y de una audiencia abundante en el extranjero. Hace un par de semanas, las cadenas sacaron el filme a exhibición. Sin embargo, Víctor Manuel Reyes, testigo ocular del asesinato (y por cuya declaración fue encarcelado Antonio Zúñiga), presentó un amparo en el que sostiene que no consintió que su imagen se exhibiera en público, por lo que alega daño moral.

Por esta razón, la juez Lobo Domínguez estipuló que el documental debe ser retirado de manera provisional hasta que se resuelva si ha violado algún derecho de Víctor Manuel. Por supuesto, el juicio podría prolongarse hasta seis meses. Aunque la cinta aún sigue en las salas de cine, es probable que tenga que retirarse si no se recula en esta decisión judicial.

Por supuesto, la población ha manifestado su descontento ante un acto percibido como censura disfrazada. No sólo la sociedad civil, sino el gobierno mismo ha indicado que está en contra del retiro del documental. Consuelo Sáizar, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) condenó ayer en Twitter la decisión, al igual que el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE). Alejandra Sota, coordinadora de Comunicación Social de la Presidencia, negó que hubiera presión federal y adjudicó la responsabilidad al Poder Judicial; en tanto que Margarita Zavala, esposa del presidente Calderón, lamentó la situación. Kenia López, presidenta de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, ha dicho que hoy mismo fijarán su postura sobre el caso. En tanto, el Gobierno del Distrito Federal ya prepara una impugnación al amparo.

Sin embargo, el retiro de Presunto Culpable nos mueve a reflexionar sobre los modelos de distribución. Resulta arcaico que la discusión se quede sólo en regresar la película a las salas de cine, cuando el punto es que más y más gente vea la película. En Twitter han surgido diferentes propuestas, como proyectar el filme en espacios públicos. Incluso, el legislador Porfirio Muñoz Ledo ha sugerido usar la señal del canal del Congreso para transmitirlo. La opción más viable, por supuesto, sería liberarla para descarga y permitir que el documental circule. No es un modelo que desconozcan los realizadores, pues es muy habitual que muchos de ellos --principalmente, estudiantes o activistas-- den permiso para que su trabajo sea descargado gratuitamente o bajo remuneración voluntaria.

He leído mucho en Twitter que bajar el filme daña a los realizadores. No. Eso es lo que nos han hecho creer. Eso es a lo que se aferra la industria: a un monopolio de la cultura. Que el filme se retire de los cines es una pena, pero no es el final, menos en un mundo en el que cada vez se diversifican más las opciones para acceder a la información. Como han demostrado otras iniciativas, se puede (y se debería) explotar otros modelos de negocio. El debate se centra en la promoción a la piratería, situación que podría atenuarse si los realizadores decidieran liberar el filme bajo un esquema de pago por descarga.

También se ha hablado muchísimo sobre **el lucro que realiza Presunto Culpable. Desde el inicio, se dio a conocer que las ganancias de la película se donarían a la organización RENACE. ¿De cuánto se habla? Las cifras apuntan a que el documental ha recaudado más de 18 millones de pesos. Bien: si el dinero de por sí va a una fundación, ¿por qué no emular casos de éxito como 1 libro = 1 euro?

Al final, mientras la gente se indigna y lucha (con mucha razón) por mantener el filme en las salas, pasamos de largo cuál es la intención central. El documental es un vehículo de denuncia por excelencia, donde el poder audiovisual se utiliza para mostrar una realidad al mundo. Todo depende de qué quieran los autores. Sí, tampoco estoy de acuerdo con el retiro de la película, pero me dolería más ver que los documentalistas se aferran a un modelo comercial único**. Sería como querer cambiar el sistema amparándose en sus reglas. Es el momento ideal para repensar (y cambiar) el esquema de distribución. Dejen que la gente remunere, bajo su propio criterio, el trabajo que han hecho. Estoy seguro que se sorprenderían del resultado.

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