Se está convirtiendo en una regla, político nuevo que llega a Twitter, es político que empieza a hacer spam. Acostumbrados a hablar mucho, enviar su mensaje y tener a miles de personas escuchándolos, creen que las redes sociales es el nuevo bastión de una audiencia que está ahí, pasiva ante el mensaje del candidato de turno.

Es más, se creen en el derecho de hacer spam, y lo lamento, pero el argumento de "no saben usar internet, no saben que es spam" no es válido. Con o sin conocimiento del uso de las tecnologías, el daño se hace. Y es que lamentablemente, la imagen a continuación es algo que se repite cada día más a menudo:

...Y sigue, y sigue, y sigue. Se trata de Ángel Guillermo Delgado Silva, candidato al Congreso de Perú por el partido Perú Posible. Un seguidor, un enlace a un blog que (al momento de publicar este artículo) no existe. Es una persona que se siente en el derecho de enviar mensajes a interesados o no interesados, a peruanos y no peruanos. No importa si estás en Bélgica sentado trabajando a las tres de la mañana, también te spammeo.

¿Es este el futuro que nos espera con las campañas políticas en Twitter?

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