La presencia en Internet es uno de los valores que más cuidan los personajes públicos. Los políticos, los artistas y los empresarios están al pendiente de lo que se habla de ellos en la red. Por esta razón, suelen contratar a carísimos asesores, analistas y expertos (?) que se enfocan en mantener esta imagen pública lo más limpia que se puede. Claro, con la falsa idea de que ellos controlan lo que se dice acerca de su persona, sin entender que su prestigio (o falta de) es propiedad del colectivo.

Entre estas labores que venden los expertos en imagen pública me llama la atención una en particular: la edición de biografías en Wikipedia. Por supuesto, toda figura pública que se respete quiere estar dentro de la enciclopedia más grande del planeta. Después de todo, supone que el personaje tiene la notoriedad suficiente para ser considerado dentro de este bagaje de conocimientos global. Pero el trabajo no culmina ahí: si el personaje público ya cuenta con una entrada en Wikipedia, el experto se dedica a mantenerlo limpio. ¿Alguna controversia, hecho vergonzoso o traspié mediático? ¡Para nada! Hay que tener el expediente inmaculado.

Esta situación tiene un impacto en la memoria colectiva. Pondré un ejemplo sencillo. El día de ayer, el secretario de Hacienda de México, Ernesto Cordero, comentó que una familia mexicana podía vivir con holgura con sólo seis mil pesos al mes (poco más de 360 euros). En efecto, si revisamos en su perfil de Wikipedia en inglés, notaremos que hace referencia al suceso, además de incluir otra controversia por un premio que ganó durante su estancia en la Universidad de Pensilvania. Si examinamos el perfil en español, no veremos más que un par de líneas sobre la declaración y nada sobre la otra polémica.

No afirmo que Cordero tenga algún encargado de revisar qué se dice sobre él en Wikipedia. Lo que quiero dejar claro es cómo este suceso queda registrado de maneras diferentes en ambas versiones. Ahora es algo que tenemos fresco, ¿pero qué pasará dentro de seis meses, uno o dos años? La Wikipedia, como enciclopedia viva, mantiene registro de lo más importante y lo más actual. La edición abierta, en este sentido, es un arma de dos filos: por una parte, todos tenemos la oportunidad de registrar el presente para conservarlo en la posteridad, pero a la vez, se pueden maquillar algunos datos que alguien considere indeseable.

Como alguna vez comenté, la relación entre hipertexto y memoria colectiva es muy frágil. Los textos en Internet permanecen en este presente eterno. A los que nos tocó vivirlo, nos daremos cuenta de las imprecisiones, las omisiones y las irregularidades. Pero, conforme pase el tiempo, el pasado quedará dado por sentado, sin posibilidad de contraste**. En este sentido, el editor actual tiene una responsabilidad más grande: pugnar porque ciertos detalles trasciendan el hoy. Que quede siempre claro que, efectivamente, la imagen pública pertenece a la opinión pública,

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: