Desgraciadamente para todos (sí, para absolutamente todos los implicados) desde hace tiempo venimos viviendo una seria lucha relacionada con la cultura, o mejor dicho, con la industria cultural. En dicha batalla existen dos grupos bien diferenciados. Por un lado tenemos a los pesos pesados de la industria cultural y afines, y por el otro a los que como servidor abogamos por impulsar el diálogo calmado y profundo unido a la evolución del sector mediante adaptación e innovación (y el que diga que esto es igual a romper una lanza a favor de la industralización de la piratería, miente).

Claramente esta última postura le sonará a la mayoría mucho más sensata que la que sostiene el bando de los atrasados, la cual básicamente podríamos decir que consiste en blindar los obsoletos modelos mayoritarios actuales de distribución y rentabilización cultural a base de torticeras legislaciones que en todos los casos son también anti derechos fundamentales. Entonces, ¿qué está desviando de la lógica a las personas que nos ocupan?

En diversas ocasiones varios han respondido la cuestión y la misma acaba de volver a ser contestada el día de hoy en un genial artículo de Amado Fernández-Savater que entre otras cosas identifica claramente a los dos principales culpables/respuestas del embrollo en el que estamos metidos: el caballero Miedo y la señorita Ignorancia (así, como si fueran nombres personales, que por la relevancia que tienen bien se lo merecen).

Concretamente el texto --que recomiendo encarecidamente leer a todo el mundo-- se titula ”La cena del miedo (mi reunión con la ministra González Sinde)” y en él Armando relata las sensaciones con las que salió de una cena-reunión a la que fue convocado por el Ministerio de Cultura para hablar de la Ley Sinde, las descargas etc, y en la que además de él se encontraban personalidades varias del mundillo de la cultura como por ejemplo Álex de la Iglesia, Antonio Muñoz Molina, Juan Diego Botto o la propia Sinde.

Además de responder el artículo categóricamente a la cuestión protagonista de este, el mismo está plagado también de aclaratorias declaraciones textuales de los asistentes (por ejemplo en relación a los usuarios de la Red alguien espetó “Esos consumidores irresponsables que lo quieren todo gratis”) junto a reflexiones del que escribe la crónica sobre propiedad intelectual, distribución cultural, piratería y demás realmente acertadas en mi opinión.

Finalmente, después de leer el escrito que nos ocupa, personalmente saco las siguientes tres conclusiones en claro. Una, que debemos olvidarnos un poco del factor intereses y reflexionar más sobre el miedo y la ignorancia por ser parte clave del conflicto. Dos, que dicho conflicto va a continúar en el futuro cercano por que sacar al señor Miedo y la señorita Ignorancia de la ecuación es muy complejo. Y tres, por todo lo anterior el gran objetivo debe ser divulgar, presionar para impulsar nuevos debates y sobre todo apoyar a capa y espada los nuevos modelos de negocio ya que son los mejores “anti miedo e ignorancia” que tenemos.

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