Hace unos meses le escribí a Hernán Casciari para distribuir algunos ejemplares de la Revista Orsai en Venezuela. En nuestro país tenemos un férreo control de cambios que hace que cualquier transacción internacional, con dólares o euros, sea infinitamente complicada. Para la fecha que se tenía que hacer el pago no tenia la forma de hacer la transacción. No pude comprar un pack de la revista. Me dio una mezcla de tristeza y frustración, la misma que cotidianamente sentimos muchos venezolanos a la hora de querer usar nuestro dinero, en un mundo global. Yo había realizado los cálculos del precio al que tendría que vender la revista, y aunque no era algo muy caro, todos los números estaban realizados con el único dólar con que podría comprar la Orsai en ese momento, el "inexistente" dólar paralelo. El cual se cotiza, por lo menos, al doble del dólar oficial.

Cómo no quería quedarme sin la revista me puse a investigar quien podría traerla a Venezuela y me puse en contacto con José Carrizo, el cuál muy gentilmente me respondió con el siguiente mensaje:

La Revista sale en 56 Bs. = los $13 sugeridos a cambio oficial, eso mas el envío. Estoy en Caracas.

Alguien a quién no conozco, me estaba ofreciendo un ejemplar de la revista Orsai, a finales de noviembre de 2010, al precio que cuesta un combo de comida rápida en Venezuela. Todos los venezolanos tenemos el "derecho" a "gastar" US$400 anuales con tarjeta de crédito en compras por Internet. Para noviembre el 99% de los venezolanos han gastado su cupo electrónico (infame nombre que recibe) correspondiente a ese año. José al parecer estaba en el 1% restante, y no solo eso, prefería gastar sus dólares oficiales baratos en comprar la Revista Orsai, y venderla barata (regalada) a un desconocido, en lugar de hacer compras en Amazon. Para mi en ese momento US$13 eran 110 Bs, José me estaba vendiendo la revista a la mitad del precio.

Creo que hay que hacer énfasis. José me estaba vendiendo (cosa que yo no sabía en aquel momento) la mejor revista que existe en todo el planeta, en cualquier idioma, a la mitad del precio real. Usando su cupo de dólares baratos. Compartiendo con un absoluto desconocido sus pocos dólares oficiales. Si en un desierto imaginario te dan 4 litros de agua al año, José estaba regalando 1 litro a los lectores de Orsai, sin ningún motivo aparente.

No se si el tema se comprenda en su real magnitud. El control de cambios de Venezuela es complejo de entender. Algo completamente anacrónico para los tiempos que vivimos. En pocas palabras, lo que se supone escrito en muchos manuales de procedimientos, no estaba ocurriendo al pie de la letra.

Hernán Casciari y su amigo el Chiri han creado algo que va más allá de una revista. En muchos juegos de rol y cartas como el Magic, existe el concepto de metajuego, es lo que ocurre cuando dos jugadores han terminado una partida, y se levantan de sus puestos para comentar sus jugadas, intercambiar cartas, buscar en Internet nuevas combinaciones y mazos. Es todo lo que ocurre más allá del juego en si.

Bueno, Hernan y el Chiri han creado la metarevista. La experiencia no ocurre únicamente cuando estas leyendo Orsai. Cuando cansado de leer colocas su medio kilo en la mesita de noche, comienzan a ocurrir cosas fantásticas. Vas a Internet y comentas el articulo que tanto te apasionó. Le mandas un correo de agradecimiento a José, el derrochador de dólares oficiales. Le mandas por Twitter un saludo de felicitación a Alberto Montt por sus geniales ilustraciones. Te tomas una foto con la revista, la subes a Internet. Hablas con Marilink de lo triste que ella se siente por estar llegando al final de la revista, te alegras por estar unas semanas en el pasado, y estar por comenzar a leer la Orsai. No estas en el futuro de Marilink con la última página acechando. Escribes un post de una revista literaria en un blog geek. Te sonríes pensando que es la revista geek más literaria que han inventado. Recuerdas un pie de página al azar, y a lo lejos tu hijo recién nacido emite un llanto monosílabo, muy similar a una carcajada.

Hernán y el Chiri han creado la metarevista. Aquella que nos lleno el espíritu meses antes que siquiera existiera. Cuando aun era imposible leerla, ya era nuestra. Cuando la revista no era siquiera bits, un desconocido gastaba sus dólares, pagaba por un pack de 10, yo lograba el contacto, le depositaba por adelantado haciendo una fila en un banco de unas 120 personas, en un país que se supone cercado por el odio.

José (Hernán y el Chiri) me han demostrado "científicamente" algo que yo suponía: las cosas se pueden hacer de otra forma, la gente puede confiar de antemano, los objetos físicos pueden ser mágicos y representar mucho más que la suma de sus átomos. No me refiero al contenido de la revista, me refiero a toda la humanidad destilada, todos los sentimientos que se han conjugado para crear toda una experiencia demoledora de paradigmas.

Diputados españoles que quieren la Ley Sinde, compren una Orsai y comiencen ya a crear la Ley Orsai. Ni se imaginan lo idiotas que se ven en ese congreso gritando cosas sin sentido, mientras vienen Hernan, José y el Chiri, a desmontarles todo el andamiaje. Perdón, no estoy siendo preciso. Mientras vienen Hernan, José y el Chiri a demostrar que hay otro camino para hacer las cosas. Que Internet es un aliado, no el demonio. Que los lectores, televidentes, aficionados al cine, lo que estamos es cansados de tanto producto asqueroso, de tanto objeto sin pasión.

Todo ser humano que habita el planeta tierra prefiere un violín Stradivarius, creado con pasión, que sea primero violín y luego dinero, así tenga la forma de una revista, o un CD de música, o un libro. Hay que volver a hacer las cosas y los objetos por pasión, con honestidad, hay que ganar dinero creando el mejor producto del mundo. Crear objetos mágicos que después de usados, y cuando nadie los ve, sigan con vida, por años y años y años... Y siglos después, alguien en una subasta en NY (si es que sigue existiendo NY) pueda irse feliz a su casa, a leer esa Orsai que compró con muchos dólares oficiales.

Gracias a Hernan, José (todos sus distribuidores) y el Chiri por crear la metarevista.

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