Tal vez recordéis aquel premiado diseño de tirita cual reproductor musical. El Skinny Player, con sus 3 milímetros de grosor, se adheriría a la piel, alimentándose del calor corporal y podría almacenar un álbum completo, a reproducir tan sólo pulsando un botón. Un dispositivo mp3 de quita y pon, lavable y provisto de pequeños altavoces flexibles, ideal para la práctica deportiva.

No sabemos si dicho concepto termine comercializándose a corto plazo, pero sí tenemos constancia de un paso intermedio la mar de interesante: álbumes de vestir autoescuchables. Sí, puede que ese tipo del metro luzca tal chapa de Nirvana en la solapa con fines no tan estéticos.

Playbutton, que así se llama el invento, quiere convertirse en la alternativa a las descargas digitales. Una elegante manera de impulsar las ventas físicas de álbumes cambiando discos compactos por reproductores musicales del tamaño y forma de un botón.

Basta colocarse el accesorio a la vista de quien quiera identificar nuestro gusto musical y conectarle unos auriculares para comenzar a escuchar la adquisición. Aquí no hay aleatoridades que valgan, los temas discurren en su orden establecido, apostando el invento por la simplicidad como máxima en los típicos tres botones: play, pista siguiente y retroceso.

Nick Dangerfield, padre del Playbutton, define a su criatura como "pequeña, perfecta e inmediata", una forma de redescubrir el placer los formatos físicos y mostrar al mundo no sólo la afiliación musical, sino también el apoyo a un músico o banda en concreto.

Playbutton se pondrá a la venta el próximo mes de febrero, ofreciendo ocho trabajos discográficos de artistas poco comerciales a unos $15 la unidad (el precio dependerá de las discográficas).

Vía: Monkeyzen

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