En la época de las cámaras de vídeo hogareñas o de mano (Las del siglo pasado, digamos), la regla de oro era no voltear la cámara para grabar vídeo en vertical. La única salida que tenían estas cámaras era la TV común, por lo tanto ver un vídeo volteado nos obligaba a girar la cabeza como emoticón, causando tortícolis y caras graciosas.
Era tentador aprovechar todo ese espacio horizontal y convertirlo en vertical al intentar grabar, por ejemplo, un edificio, o una persona hablando, pero su resultado era desastroso. La TV simplemente mostraba una imagen imposible de ver sino girábamos la cabeza, o en algunos casos (aquellos con cámaras algo mas profesionales), bandas negras al costado de la imagen reorientada. Hoy vivimos en una época que cualquier cámara compacta o reflex tiene la capacidad de grabar vídeo, y al no estar limitada solo a la salida de TV, podemos voltear el vídeo en cualquier programa de edición y hacerlo mas agradable a la vista. El resultado, en mi humilde opinión, simplemente increíble.
¿Acaso no es genial? Ya sea la playa tranquila de aquí arriba o un retrato en movimiento el video vertical nos desplaza de nuestra idea natural de un video mas ancho que alto, dando a nuevas e interesantes dinámicas. Imaginen las posibilidades narrativas de este formato. Obviamente estamos limitados a la plataforma web, debido a los problemas técnicos que les hablaba al principio, pero no deja de ser una opción muy interesante para explorar.
La imagen vertical ya no es territorio exclusivo de la fotografía, con cualquier programa de edicion de video podemos voltear la imagen sin mayores problemas. Actualmente la plataforma online con mejor soporte para este formato es Vimeo, que acomoda el tamaño del reproductor acorde al video, sin ningun inconveniente. Youtube, en cambio, conserva el tamaño del reproductor pero agrega bandas negras a los costados para compensar el espacio horizontal faltante.
Foto & Video: Jesse Rosten