La bacteria que (supuestamente) integra arsénico para vivir está siendo sometida a duras críticas por parte de la comunidad científica. Hace unos días, la NASA anunció con bombo y platillo que la GFAJ-1, un extremófilo que vive en un lago salado de California, utiliza esta sustancia tóxica como en lugar de fósforo para construir su ADN. Una vez pasado el furor por este descubrimiento, muchos biólogos alrededor del mundo comienzan a plantear serias dudas sobre su validez.

Lo primero es contextualizar que la GFAJ-1 con arsénico en su ADN es resultado de un experimento, no de un hallazgo netamente natural. En el ambiente en el que se encuentra esta bacteria hay una concentración muy baja de fósforo y muy elevada de arsénico. El extremófilo ya estaba acostumbrado a estas condiciones de alta toxicidad, por lo que la labor de los astrobiólogos de la NASA -- liderado por Felisa Wolfe-Simon -- fue retirar por completo el poco fósforo que quedaba. De este modo, las bacterias se vieron forzadas a integrar el arsénico en su bioquímica natural.

Ahora los científicos comienzan a cuestionar los métodos que el equipo de Wolfe-Simon usó para purificar el ADN, y se preguntan por qué los investigadores de la NASA pasaron por alto ciertas pruebas. De acuerdo con la bióloga Rosie Redfield, parece que el arsénico encontrado es resultado de una contaminación de las muestras. La investigadora señala que el equipo no limpió adecuadamente el ADN antes o después de la electroforesis en gel, una técnica para separar ADN y ARN de otras moléculas.

Redfield comenta que limpiar las muestras requeriría "un pequeño kit que cuesta dos dólares y toma 10 minutos, y así tienes ADN puro que puedes analizar. La bióloga critica que los investigadores de la NASA usaron la técnica "en el papel", pero no en el experimento crítico que debía enseñar que el arsénico fue incorporado al ADN de la bacteria. Redflied menciona que el arsénico pudo haberse encontrado en el gel, no en las células, y critica que el equipo estaba tan interesado en hallar la sustancia que no se tomaron la molestia de asegurarse si no la hallaron por error.

Alex Bradley, geoquímico y microbiólogo de Harvard, señala que los investigadores de la NASA sumergieron el ADN en agua, donde los compuestos del arsénico se disuelven rápidamente. Si el ADN realmente estaba compuesto de arseniato, debió haberse "roto en pedazos" -- pero no lo hizo. De acuerdo a Bradley, este comportamiento sugiere que las moléculas aún están empleando fosfatos más fuertes para mantenerse juntas.

Los autores de la investigación han rechazado contestar a estas preguntas. Un portavoz de la NASA desestimó estas observaciones, argumentando que no responden a críticas publicadas en blogs -- como hicieron Redfield y Bradley, entre otros -- y que la discusión debe confinarse a las revistas científicas (?). Sin embargo, Ronald Oremland, del Servicio Geológico de los Estados Unidos, también externó sus dudas en una audiencia ante científicos en las oficina centrales de la NASA. "La única manera en que [el descubrimiento] quedará establecido será si la gente reproduce estos experimentos por sí mismos".

Los cuestionamientos a la metodología no sólo ponen en tela de juicio la validez del experimento, sino que también obligan a preguntar por qué la NASA dio una promoción tan desmedida a un descubrimiento con un resultado meramente especulativo. Con la coyuntura actual, las críticas avivan la percepción de que la agencia apresuró y sobredimensionó la noticia. Ojalá la NASA se digne a contestar estas observaciones, tanto por el bien del progreso científico como para esclarecer conjeturas.

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