Muchas y variadas son las incógnitas relacionadas con el cosmos que el hombre todavía no ha conseguido descifrar, pero también es indiscutible que en los últimos tiempos estamos avanzando muchísimo y para muestra un nuevo botón recién llegado desde el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (o NASA por sus siglas en inglés).

En esta ocasión un grupo de científicos, capitaneados por Dan Coe, han logrado todo un hito al crear el mapa de mayor resolución de la distribución de materia oscura en un cúmulo de galaxias (conocidos también como clústers) que jamás se haya hecho antes. Para conseguirlo apuntaron la Cámara Avanzada de nuestro amigo el Hubble hacia el cúmulo masivo de galaxias Abell 1689, situado a 2.200 millones de años luz de nuestro planeta, y gracias a él se han sacado ya interesantes conclusiones, pero antes de seguir explico un poco cómo narices se observa lo inobservable.

Aunque hoy en día la materia oscura todavía se considera un tipo de materia hipotética ya que desconocemos su composición, todo parece indicar que efectivamente existe y no solamente eso sino que además es de lo que más abunda en el Universo (se calcula que un 23% del cosmos es materia oscura, un 4% “materia común”, y el resto energía oscura. ¿Y cómo se puede observar algo que en principio es imposible de ver? Pues gracias a las lentes gravitacionales --que Einstein predijo con sus números allá por el año 1915-- o dicho de otro modo, gracias a la curvatura que se produce en cualquier tipo de luz cuando esta se encuentra en su camino con un objetivo masivo.

A mayores de la comentada cámara del Hubble y el fenómeno de lente gravitatoria que se produce alrededor del clúster Abell 1689, este nuevo mapa se ha podido confeccionar con tanto detalle como consecuencia directa de un innovador método desarrollado por el matemático Edward Fuselier que permite a los científicos obtener directamente de los datos la distribución de la masa de X región estelar (hasta ahora lo que se hacia era “imaginar” las distribuciones posibles y lógicas de materia y luego se elegía la que mejor cuadraba con los datos de la observación).

Llegados a este punto supongo que todos os estaréis preguntando por qué es tan importante mapear la distribución de la materia oscura. Realmente no existe una única respuesta a la cuestión, pero de manera resumida podemos decir que conseguir mapas detallados de la materia oscura es importante ya que esta nos da muchas pistas sobre la creación y el desarrollo del Universo así como también sobre la propia materia oscura y la teórica energía oscura (de la que se sabe todavía menos que de la materia oscura). Por ejemplo Coen y el resto del equipo han llegado a la conclusión gracias a su mapa de que el núcleo de Abell 1689 es bastante más denso en materia oscura de lo que cabría esperar para un clúster de su tamaño, de lo que a su vez deducen, y con esto cierro:

que los cúmulos de galaxias podrían haber nacido unos miles de millones de años antes de lo que pensábamos para que pudiesen llegar a ser tan numerosos como vemos hoy en día. En los primeros momentos el universo era más pequeño y más densamente empaquetado con la materia oscura. Abel 1689 parece haber estado bien alimentado cuando era más joven por la densa materia que lo rodeaba en el universo temprano. El clúster ha mantenido la mayor parte de su masa consigo hasta llegar a la edad adulta y llegar a ser como lo vemos hoy.

Imagen: NASA

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