Si Henri Cartier Bresson fue el maestro del retrato callejero, de los rostros de desconocidos y de intelectuales de su época, Annie Leibovitz se encuentra posiblemente en el extremo opuesto de la balanza. Por sus fotografías recorren los rostros más célebres de la actualidad, actores, cantantes, todos aquellos que se encuentran bañados de luces de flashes y del elixir de la fama. Suyas son fotografías emblemáticas, como la de John Lennon y Yoko Ono así como la de Demi Moore embarazada y la polémica de Miley Cyrus semidesnuda. Fotografías que se convertirían casi en el símbolo de su época, de aquello que es tabú, de aquello que vende.

Leibovitz ha recibido muchas críticas, desde las temáticas insustanciales de sus fotografías a su estilo forzado y maniqueo en la que juega a las muñecas con los rostros más conocidos de Hollywood. En esta colección de Vanity Fair de 2007, por ejemplo, compone las imágenes imposibles de una historia del cine negro en la que se encuentran todos los grandes nombres del año como si fuera una de aquellas cintas llenas de estrellas de los años dorados de la Metro.

Pero si mucho se puede criticar a Leibovitz, hay algo destacable en su trabajo de fotografía de retratos. ¿Cómo hacer novedoso el rosto que hemos visto tantas veces?, ¿Cómo darle personalidad a un rostro cuya habilidad es adaptarse a las personalidades de cientos de papeles?.

Podemos extraer alguna de las formas que la fotógrafa utiliza para adentrarse en la personalidad del personaje retratado:

  • Usar el cuerpo del personaje retratado como un lienzo para contar una historia.
  • Vestir al protagonista de la fotografía como si se tratara el personaje de una historia.
  • Disfrazar al retratado para de esta manera descubrir lo que ocurre en el fondo de este.
  • Utilizar la posición, el entrono, la ropa o su ausencia como metáfora de la personalidad.
  • Jugar con referencias y similitudes mostrándonos una imagen que aluda a otra ya alojada en el inconsciente colectivo.
  • Explorar los tabúes del público.

No es necesario ser famoso o trabajar con famosos para seguir estos pasos. Lo que si es necesario es una actitud más activa por parte del fotógrafo que se involucre completamente en la preparación de la fotografía, desde el vestuario de los actores hasta sus motivaciones en el momento de posar, como si se tratara de un verdadero director de cine.

Se puede aprender mucho de las fotografías de Leibovitz si logramos pasar de los flashes y la purpurina y de los rostros hermosos. Para comenzar la fotografía de Pedro Almodóvar y Penélope Cruz son quizás una de las imágenes más reales de las dos estrellas españolas a pesar de encontrarse dentro una tarima artificial y posada.

Via: Vanity Fair

Más guías y consejos

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito