Si ya estas cansado de fotografiar siempre los mismos paisajes, si inmortalizar animales encerrados en jaulas no te supone un reto pero la naturaleza es lo tuyo aquí tienes una buena alternativa que quizá no te habías planteado: La fotografía submarina

Descubrirás que hay vida bajo nuestros mares y océanos, mucha vida, tanto animal como vegetal, toda ella vestida de unos llamativos y bellos colores, extrañas formas y comportamientos que seguramente harán que repitas experiencia. Eso sí, deberás pelearte con la que posiblemente sea la iluminación más compleja a la que te enfrentes.

Si te has convencido, vamos a ver que necesitamos para intentarlo:

Obviamente no podemos tirarnos al agua sin más, existen cursillos para iniciarse en este campo pero digamos que necesitaremos una experiencia de en torno a 25 inmersiones para poder ir tranquilos (esta cifra es orientativa, depende de cada uno), todo es llegar a ese momento en que nos sintamos cómodos bajo el agua y podamos flotar cerca del fondo sin hacer muchos movimientos.

No os voy a mentir, la fotografía submarina es cara pero el equipo de buceo se puede alquilar, el mayor desembolso si ya tenemos una cámara réflex seria el flash y la caja estanca, donde protegeremos nuestra cámara del agua. El motivo por el que usar el flash de la cámara no es buena idea es que debido a la cercanía de la óptica evitar que ilumine las partículas que hay en el agua es muy complicado. Como objetivo deberíamos contar con un gran angular extremo o un ojo de pez porque hay que acercarse mucho a los sujetos.

Las inmersiones no llegan a durar una hora y bajo agua las condiciones son duras, no podemos esperar obtener más de 20 buenas imágenes en una sesión. Los consejos que los expertos en la materia dan difieren poco de los que darían expertos en campos fuera del agua, ya sabemos, contar con una buena lente es fundamental para evitar las típicas aberraciones que bajo el agua se magnifican.No existen configuraciones especiales para triunfar bajo el agua además de las que ya conocemos (ISO bajo para evitar ruido, disparar en RAW, grandes aperturas para aprovechar la luz o medias para obtener más nitidez…)

La única diferencia con la fotografía en la superficie es que aquí abajo se necesita mucha más práctica que arriba pero merece la pena el esfuerzo.

¿Os atrevéis?

Fotografía: Pablo Bou

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