Estados Unidos es conodio por tener un arsenal impresionante, herencia de la doctrina Bush de strenght beyond challenge. Un sinnúmero de misiles ICBM se encuentran distribuidos a lo largo y ancho de todo el territorio estadounidense. Algunos están listos para ser disparados en el momento en que sea necesario, otros se encuentran fuera de servicio por cuestiones de mantenimiento, y hay muchísimos guardados como reserva. Sin embargo, cerca de 50 de los misiles nucleares habilitados sufieron una falla temporal, por que lo que debieron ser puestos offline.
La causa del problema es desconocida, aunque se piensa que está relacionada con una falla de hardware en los sistemas de control. Esto produjo que un escuadrón entero de misiles entrar en estado LF Down. Este término se refiere a que los misiles se encuentran dentro de los búnkers y listos para volar, pero el personal militar encargado de los controles perdió comunicación con estas armas.
Los ingenieros que están trabajando en los misiles creen que la computadora central de control de lanzamiento fue la responsable de que cinco misiles se desquiciaran por completo. Las armas notaron que el ordenador falló y comenzaron a enviar códigos de error. Para evitar mayores complicaciones, el personal militar decidió apagar la flota de 50 misiles. Las fuentes señalan que nunca había ocurrido un problema así de grande. Normalmente, una o dos cabezas nucleares son retiradas por precaución para darles mantenimieto (en el peor de los casos, seis o siete), pero nunca había perdido el control de medio centenar de unidades.
Los militares no creen que esta falla se deba a algún ataque cibernético, aunque la causa exacta sigue sin revelarse. A pesar de que existen sospechas de alguna intervención externa en los sistemas, la hipótesis más sólida señala que la causa pudo ser un deterioro en el cableado subterráneo. Haya sido un problema de seguridad o un simple descuido mundano, estos pequeños incidentes nos recuerdan que siempre estaremos a un error humano (o una acción maliciosa) de prenderle fuego a nuestro propio mundo.