Muchísimo se ha escrito sobre la influencia en Twitter, demasiado quizás. Pero es inevitable no hacerlo, teniendo en cuenta el campo fértil que se ha abierto al marketing, la memética, el análisis de opinión y un largo etcétera. Un campo fértil para el ego, también. Y claro, también se habla de diferencias entre influencia y ego en redes sociales pero vamos, ¿quién y cómo mide la influencia, cómo se diferencia del ego? En este sentido, cuando me pierdo en el remolino de datos, varias veces me he preguntado por aquellos usuarios no con miles de seguidores ni con decenas de miles sino con cientos de miles y millones. Actores, cantantes, políticos que con una cuenta en Twitter aparecen en todas las listas y son noticia cada vez que superan un número redondo ridículamente alto de fanáticos. ¿Cuál es su supuesta influencia?
Investigadores de la Universidad de Northwestern, en Illinois, Estados Unidos, no tuvieron mejor idea que hacer un estudio sobre el tema. ¿Y qué es lo que descubrieron? Utilizando una serie de algoritmos con los que analizaron diariamente las repercusiones de trending topics, observaron que estrellas como Ashton Kutcher, Justin Bieber y Lady Gaga no tienen prácticamente ningún tipo de influencia. Todo lo contrario, los más influyentes mantienen un "perfil bajo" y son expertos en los temas de los que hablan. Es decir, en una determinada área, será influyente un experto aunque prácticamente no tenga seguidores.
Confirmamos, en un sentido, que la influencia no es determinada por el número de seguidores, sino por ser "experto" en algo. Genial, chocolate por la noticia, ¿y esto qué nos dice? ¿Los seguidores de nuestros seguidores tendrán que ver? O quizás habrá que analizar la calidad, la carrera universitaria y el carisma de nuestros seguidores. Después de todo, el carisma es importante. ¿Pero cuándo vamos a hablar de las cosas por su nombre y a dejarnos hablar tanto de influencia en lugar de simple, lisa y llanamente lo que es? Ego.
Hay maravillosas guías escritas sobre cómo utilizar Twitter y cómo ganar seguidores, algunas en este mismo blog. Pero el momento en el cual comenzamos a confundir las cosas y a otorgar importancia a conceptos y valores como la influencia, no importa que tengamos 50, 349 o más de 50.000 seguidores, habremos perdido de vista la más básica máxima comunicacional de acuerdo a Robert Anton Wilson: "la verdadera comunicación sólo es posible entre iguales".
Un usuario podrá parecer o ser más o menos interesante, nosotros podremos estar a la altura o no de las expectativas de un determinado usuario que por casualidad se encontró ante nosotros, las posibilidades son infinitas: ¿pero qué dicen esos números tan prominentemente visibles bajo nuestro nombre en Twitter? Absolutamente nada. Todos lo sabemos, me dirán. ¿Pero por qué seguimos prestándoles atención, con distintos nombres?
Vía: The Telegraph | Imagen: Ilse