Hay algo de marea humana, de infinitud construida de instantes en las fotografías de Alexey Titarenko.  En estas fotografías vemos como las imágenes de los transeúntes se sobreponen unas sobre las otras. Se pierden los rasgos, las identidades, los elementos que los hacen individuos únicos para dejar surgir algo por debajo: La esencia misma de la masa humana. El primer nombre que me viene a la memoria es de un autor Búlgaro, Elias Canetti, que habló de la masa humana intentando darle sentido: masas religiosas o iracundas, con un propósito o reunidas por el azar o la pobreza. El instinto de masa junto con el libido y el hambre son los aspectos determinantes para entender al ser humano.

Aquel libro comienza con una frase que me parece apropiada para estas fotografías: "Nada teme más el hombre que ser tocado por lo desconocido". Cuando me enfrento a estas imágenes puedo sentir justamente esto, lo desconocido. Y efectivamente hay algo de aterrador en esta ciudad fantasmal, donde la arquitectura, el mobiliario humano es más real que las personas mismas. Nosotros nos enfrentamos cotidianamente con ese horror, con esa ausencia completa de individualidad. Cuando caminamos en la calle o bajamos las escaleras del metro, dejamos de ser nosotros para ser parte de algo más, de esta marea humana que nos lleva pero que también nos devora y nos pierde. Nosotros dejemos de serlo, perdemos nuestra identidad mientras recorremos interminable pasillos, para volver a retomarla cuando llegamos la casa y abrimos la puerta y nos miramos en el espejo de los otros.

Titarenko habla en estas fotografías de una Rusia que está cambiando, con sombras que se arrastran del pasado. Recuerda un atardecer gris en el que la quietud del temprano atardecer invernal era interrumpido por el sonido de las puertas de comercios y panaderías que se cerraban, con todos sus anaqueles completamente vacíos, como si se tratara de los años de la guerra. La gente seguía sus rutinas diarias, sus rutas repetidas buscando algo de comida. Él invoca como inspiración el recuerdo de la región de sombras que Eneas visita, así como el movimiento "En la tienda" de la sinfonía 13 de  Shostakovich, sinfonía que además acompañaba esta exhibición.

Pero hay algo más en estas fotografías. Uno puede ser masa o puede ser fotógrafo, salir de la multitud y revelar a nuestros ojos la marea humana que nos rodea. Intentamos entonces imitar la técnica de Titarenko. Antes que nada, estas fotografías no están hechas con una velocidad de obturador lenta. Esto generaría una mancha de movimiento en lugar del efecto de múltiples instantes superpuestos. Así que por lo que podemos deducir, para fotografiar estas imágenes se necesita (quizás alguien tiene una mejor idea):

  • Elegir una calle frecuentada
  • Instalar un trípode para evitar movimiento de la cámara
  • Si es posible disparar mediante control remoto
  • Sacar múltiples fotografías seguidas (Con algunas cámaras se puede decir que la cámara saque varias exposiciones)
  • Utilizar una velocidad de obturador baja, pero no demasiado. Es necesario sub-exponer las fotografías, o que salgan oscuras. Si la escena es muy brillante se puede utilizar un filtro de densidad neutra
  • Unir todas las fotografías en un programa como Photoshop. La baja luminosidad se irá corrigiendo al aumentar imágenes  (Es posible hacerlo sobre filme, sin correr el rollo, pero es más difícil y no todas las cámaras aceptan la opción).

Via: English Russia | Fotos:Alexey Titarenko

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