Ni se le espera próximamente, y aunque sé que me estoy metiendo en un jardín de los que cuesta mucho no salir lleno de espinas, mi relativa decepción para con todas las grandes tecnológicas que ya han lanzado sus propios tablets o están a punto de hacerlo me empuja a escribir este post. Y antes de seguir quiero dejar claro en este punto que personalmente ansío la aparición de un tablet que iguale o supere al iPad ya que el precio de este no me convence.
Todo lo que hemos visto hasta la fecha en cuanto a tablets, según yo, deja bastante que desear (y si me equivoco, de lo que hay muchas posibilidades, ahí están los comentarios para corregirme quien quiera), pero lo peor de todo es que entre el aluvión de dispositivos de este tipo que se avecina tampoco encontramos ninguno que en principio parezca vaya a ser competencia seria para el iPad, y explico por qué lo creo.
Aunque es completamente cierto que de entre todas las tabletas que en nada desembarcarán en el mercado hay varias con prestaciones respecto a hardware que meten miedo, los responsables de su fabricación se están centrando solamente en esto y en competir con precios más bajos, pero eso no es suficiente ni muchísimo menos para hacerle frente a un dispositivo que les lleva ventaja por haber sido el primero (entre otras cosas obviamente). Por un lado tenemos que la innovación está siendo prácticamente inexistente ya que innovar no es solamente meter hardware más potente en un marco de X por Y centímetros, y por el otro - lo más peliagudo - nos encontramos con el asunto sistemas operativos y aplicaciones.
La mayoría de tablets que se esperan saldrán al mercado con sistemas operativos muy dignos (salvo las que llevan Windows 7 que se pegarán el tortazo), y como decía arriba también tendrán hardware potente, de lo que se deduce que nuevamente, al igual que pasó con el iPhone y los smartphone Android, el elemento diferenciador está en las tan importante aplicaciones y aquí llega el mayor problema. Si hacemos memoria Apple, meses antes de lanzar el iPad, le facilitó a las empresas nuevo SDK para que pudieran trabajar para el iPad y tras esto no tardaron en llegar informaciones sobre la existencia de multitud de apps con interfaces adaptadas al dispositivo que permitirían máxima productividad y rendimiento. Sin duda esa estrategia fue crucial en el éxito del iPad, pero resulta que el resto de tecnológicas que pondrán a la venta en nada sus tablets parece que no se enteraron (o tienen atadas las manos a la fuerza). Por un lado todas las que van a salir con Android (la mayoría) no contarán con aplicaciones capaces de aprovechar los beneficios de una pantalla más grande ya que la última versión publicada del SDK no trae ni una librería que permita explotar la característica principal de un tablet (la pantalla), y por el otro HP no ha dicho absolutamente nada sobre si habrá nuevo kit de desarrollo para WebOS.
La conclusión para mí está clara: en los próximos meses el mercado se llenará de nuevas tablets, pero a pesar de que varias vendrán cargadas de hardware hasta los topes, les costará mucho competir contra el iPad debido a la falta de innovación real y sobre todo a que no contarán con el segundo pilar fundamental, un ecosistema de aplicaciones que exploten al máximo las pantallas (característica estrella de este tipo de cacharros), ya que de poco sirve tener una tableta para la que, a parte de las “cuatro” apps nativas, no tengamos un buen surtido de programas adaptados.
Y dicho todo esto termino con una de cal y otra de arena. El iPad, en mi opinión basada en lo apuntado hasta aquí, va a seguir siendo el referente del sector en los próximos meses, pero al final del túnel se vislumbra un faro ya que el hardware está y ahora solamente es cuestión de tiempo que con eso resuelto los fabricantes se pongan las pilas también respecto a software (lanzando un nuevo SDK, impulsado acuerdos e incentivando a los desarrolladores en el caso de WebOS, y en el caso de Android presionando las tecnológicas a Google para que el próximo SDK del sistema operativo venga adaptado para poder trabajar en mayores resoluciones).