La historia de Tom Williams es bastante conocida, pero suele ser sintetizada en "el chico canadiense de catorce años que fue contratado por Apple", sin ahondar mucho sobre su vida y cómo fue que llegó a trabajar para la empresa de Cupertino. Emprendedores, aquí va la historia de un verdadero ejemplo. Tom no era buen alumno, de hecho era un alumno bastante malo: interrumpía a los profesores constantemente, no le gustaban para nada las matemáticas y ni siquiera llevaba cuaderno y lapicera a clase. Ocurre que cuando estaba en sexto grado, a principios de la década de los '90, sus padres se separaron. Como a todo chico de once años, ese hecho lo deprimió sobremanera, pero a la vez lo hizo llegar a una conclusión bastante curiosa para su edad: al sentirse tan desamparado, concluyó que debía obtener sus propios ingresos y no depender de nadie.

¿Cómo decidió comenzar el joven emprendedor? Vendiendo barras de chocolate en los recreos de la escuela. Llegó a comprarse una consola de Nintendo de ese modo, pero eventualmente se dio cuenta que tenía mucha competencia y que los precios a los que compraba la mercadería le dejaban muy poco margen de ganancias, por lo que negoció directamente con el vendedor mayorista para acaparar la venta de chocolates en su escuela. Un emprendedor bastante agresivo, para no pasar de los once años. Como no podía ser de otro modo, dada su edad y ansia por hacer dinero, como muchos otros antes y después que él, también puso el típico puesto callejero de venta de limonada, pero los números no le cerraban:

Desde el primer día, siempre intenté hacer buenos negocios. (...) Estaba constantemente pensando cómo ganar dinero y generar ingresos.

Tuvo tanto éxito vendiendo chocolates que rentó una pequeña oficina (recepcionista incluida) a la que iba todos los días después de la escuela. Y fue en ese momento (sin dejar de lado los chocolates) que comenzó a interesarse por el software, fundando su propia compañía Desert Island Software, de la que era obviamente el único miembro. ¿De dónde vino esta nueva pasión? En ese mismo edificio existía una oficina de ventas locales de Apple. Tom llegó la biografía de John Sculley (por aquel entonces era el CEO de la empresa de la manzanita) y el empresario pre-adolescente quedó fascinado. Comenzó entonces una etapa que duró un año y medio y linda entre la tenacidad más audaz y la obsesión. Durante un año y medio, antes de ir a la escuela llamó -sí, todos los días- a las oficinas de Apple, solicitando hablar con el CEO. Siempre lo atendía su secretaria, obviamente y nunca dejaba de pedir por una reunión con él. A las semanas Jerry (así era el nombre de la secretaria), se dio cuenta que no era ni un chiste ni un stalker, pero claro está que de todos modos la entrevista era un imposible. Ya después de varios meses, cuando hablaban por teléfono, Jerry hasta le preguntaba cómo le estaba yendo en el colegio. Mientras tanto, afortunadamente para Tom Williams, este se hizo amigo de dos de los empleados de la oficina local de Apple en Victoria, donde vivía y ellos enviaron un par de correos electrónicos, contribuyendo a su campaña.

Mi sueño era conocer a John por cinco minutos. Sabía que de tener esos cinco minutos haría que fuesen treinta y que esa media hora sería el comienzo de todo.

Su historia se fue haciendo conocida dentro de la empresa y al final algunos empleados de Apple lograron conseguirle un pase para la conferencia WWDC. Apenas llegó era una especie de celebridad y convengamos que no era muy difícil reconocerlo. Le concedieron la anhelada entrevista de cinco minutos con el CEO que se prolongó durante media hora, como había previsto y un pase VIP para la keynote, en la que estuvo junto a los vicepresidentes de la compañía. A pesar del buen momento personal, era el comienzo de épocas oscuras en Apple y a los meses siguientes, en 1993, Sculley se fue.

Pero el momentum duró poco y Tom, que tenía 13 años en ese entonces, estaba atravezando problemas financieros: a pesar de sus éxitos de ventas, la familia tras la separación era muy pobre y tuvo que abandonar su oficina, mudando sus operaciones a su habitación. Williams nunca cambió de actitud y tal fue la impresión causada por el joven durante su visita a la conferencia de desarrolladores que ni el ex CEO (que lo llamó un par de veces a su oficina casa para charlar y darle consejos) ni los ingenieros de Apple se olvidaron de él. Así es que para la siguiente WWDC fue invitado nuevamente, esta vez como orador, para hablar sobre la API de QuickTime. Por supuesto, todo esto paralelamente a los estudios y a su compañía de software, que ya contaba con Sculley como miembro honorario del directorio.

Antes de comenzar noveno grado, con catorce años, finalmente le solicitaron de Apple que fuese a trabajar con ellos, violando en el proceso varias leyes laborales y derechos del niño. Y este es el final de la entrada, no importa qué pasó después: en la peor época de Apple abandonó la compañía, luego filmaron documentales sobre su vida y se casó con una cantante country. Tuvo bastantes éxitos, siempre manteniendo la misma actitud y filosofía de vida, actitud que tuvo desde el primer momento, cuando vendía chocolates, fundaba su compañía de software y ah, cierto, también tocaba el violonchelo. Claro que no todo es color de rosas, hace unos años fue acusado por un periodista de evadir impuestos y finalmente, después de años de ser conocido como el Whiz Kid, se retiró de la vida pública. Pero nada de lo que pueda haber hecho más tarde o una personalidad que, muchos dicen, llega a ser extremadamente narcisista y egocéntrica, pueden empañar la historia de sus comienzos y el hecho de que tenía en claro cuáles eran sus sueños y objetivos concretos en una edad en la que muchos no dejábamos de querer ser astronautas (creo importante aclarar que nunca quise ser astronauta, es sólo una expresión). ¿Y cuál es uno de los principales consejos de nos deja Tom Williams?

Creo que es uno de los componentes más menospreciados de la industria, pero al final del día, todo lo que tienes es a tus amigos. Y si además tus amigos están en tu mismo negocio y son útiles a él, mejor aún, pues entonces tendrás gente que de verdad te apoye.

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