No hay dos cosas que se me antojen más distintas que el cómic estadounidense y el cómic europeo. La diferencia es análoga a la que existe en el cine: los estadounidenses son el espectáculo, el blockbuster, los superpoderes y los universos paralelos. Los europeos, por el contrario, tienen un aura de auteur, e incluso sus frecuentes incursiones en las historias de género llevan una carga de malditismo y oscuridad que los hacen inmediatamente reconocibles. ¿Verdad? Pues no.

X-Men: Mujeres en peligro es un libro que, aunque no es exactamente nuevo, no ha recibido la atención que se merece. Cuando un guionista de los de la Marvel de toda la vida, Chris Claremont —al que algunos ponen al nivel del mismísimo Stan Lee— forma equipo con uno de los mejores dibujantes de cómic del mundo, nos esperamos algo grande. Pero cuando ese dibujante no es otro que Milo Manara, nos esperamos algo descomunal.

Manara es uno de esos autores víctimas de su propia fama. Cuando alguien dice Manara, todos pensamos automáticamente en cómic erótico. Pero hacemos mal, porque eso no hace sino denotar nuestra propia cerrazón mental. Es cierto que su obra más conocida (El Clic, Le Déclic o Il Gioco) es definitivamente erótica, aunque su exquisito guión le salve de la pornografía, pero es que la exquisitez y la precisión de su dibujo son tan grandes que incluso en obras no eróticas como la que nos ocupa los personajes destilan una sensualidad veraz y sincera, aunque no realista.

El propio Manara reconoce que antes de Mujeres en Peligro (Gals on the Run) ni se había planteado dibujar cómics de superhéroes. Dice en el prólogo que no se veía capaz de representar el dinamismo y la velocidad que los caracteriza. Habiendo leído el libro, puedo decir que eso es una soberana tontería. Captura el movimiento de las chicas X como pocos autores lo han sabido hacer antes, empapándolas al mismo tiempo de su personalísimo estilo y su también personalísimo sentido de la moda. Pocas veces ha estado tan bien dibujado un cómic de la Marvel.

Con semejante astro a cargo del lápiz, habría sido muy fácil darle menos relevancia a la historia. Sin embargo, Claremont, un clásico de los X-Men, escribe una historia elegante, a la medida del artista gráfico, aprovechando su particular sensibilidad, pero que al mismo tiempo es tan Marvel como siempre: no se nos puede olvidar que es una historia de la Patrulla X. Y a Claremont, desde luego, no se le olvida.

En general, un cómic brillante en todos sus aspectos, recomendable para cualquiera al que le gusten los cómics, tanto estadounidenses como europeos. Cuidado, porque es una edición limitada y es posible que no la encontréis por ahí. Pero claro, para eso está internet, ¿no?

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