La mejor forma de describir el iPad es contándoles dos situaciones en las que me encontré hace unos días. La primera, en la Campus Party Europa (celebrada en Madrid del 14 al 18 de abril) prácticamente no pude usarlo porque, una tras otra, muchas personas se acercaban y me preguntaban si podían probarlo, si es tan bueno como se dice, si es tan cómodo como comentan. Más de uno se tomó foto con el aparato. El hecho es que durante el primer día todos lo usaron más que yo. Era claro: entre geeks este pequeño dispositivo llamaba la atención mucho más que los robots que había por ahí, mucho más que tremendas máquinas con overclocking o que echaban humo.

¿Novedad o interés real? Quién sabe. Lo que es cierto es que hay un elemento de no-se-qué en el iPad: tal vez es la forma en que lo usas, tal vez es tener una pantalla táctil que realmente funciona, tal vez es un sistema operativo que vuela y que responde a cualquier pequeño movimiento del dedo sobre una pantalla que salta alrededor de un objeto total y completamente neutral/minimal.

Pero la Campus Party es un pequeño mundo ideal del geek donde sea a donde sea que mires hay tecnología e internet. Entonces viene la segunda situación en que me encontré apenas unos días después pueda describir mejor de la forma en que el iPad literalmente irrumpe en nuestras vidas:

Tren AVE de Madrid a Málaga, vagón 11, asiento 6A, sentado junto a la ventana y nadie mi lado. Nos movemos, aceleramos, me pongo muy cómodo, saco el iPad y me pongo a ver alguna serie. No pasan diez minutos y un señor que ronda los 60 años se acerca y me pregunta: «¿Es tan bueno como dicen?». Le explico que desde mi punto de vista va a cambiar el mundo. ¿Tanto así?, y yo: sí, de la misma forma en que el iPhone nos enseñó que es posible tener un dispositivo pequeño extremadamente flexible que nos permite hacer miles de cosas y nos dejó claro que una pantalla táctil puede ser lo suficientemente usable si forma parte como método de input de una interfaz gráfica realmente útil y alejada de conceptos heredados de la computación tradicional como las ventanas de Windows Mobile o pantallas estáticas "una sobre otra" de Symbian o BlackBerry.

El señor me pregunta si puede usarlo unos segundos, cierro el video que miraba y se lo doy. Diez segundos más tarde navegaba entre secciones, abría aplicaciones. Tan solo necesitó una pregunta para entender el funcionamiento del sistema operativo: «¿Cómo regreso al inicio?», «Sólo presione el botón redondo», contesté. No hizo más preguntas, solo sonreía mientras lo usaba. Inmediatamente se acerca otra persona y pregunta si es el iPad, pero yo ya no soy parte de la conversación. Entre ellos se explican las cosas que se pueden hacer con el dispositivo, pero aunque ninguno de los dos tiene uno, por algún extraño motivo lo entienden tan sólo 2 minutos después de usarlo. Se ríen, me lo devuelven, y agradecen que les permita usarlo.

Vuelvo a mi video, pero no pasan 3 minutos y otra persona se acerca, debe tener unos 40 años, me pregunta lo mismo: «¿Es ése el iPad?*». Le digo que sí, se sienta a mi lado y me pregunta si le puedo mostrar lo que hace, le enseño algunas cosas, le digo que estoy mirando videos pero que también hay libros o que tengo juegos y algunas otras aplicaciones pero que muchas requieren de conexión a internet (que no tenía en ese momento). Se lo doy y le digo que lo use si quiere, de manera natural empieza a entender cómo se usa y nuevamente sucede la reacción que veo una y otra vez: se ríe.

El hecho es que hay una sensación un tanto indescriptible cuando usas un dispositivo como el iPad. Si le preguntas hoy a alguien que trabaja en Apple contestan: «Es algo emocional», lo dijo Steve Jobs cuando lo presentó en San Francisco semanas atrás. Y es cierto, aunque creo que la frase no hace justicia a las sensaciones que tienes al interactuar con algo tan diferente a los conceptos habituales de computación (teclado, ratón). Físicamente el iPad es una "tablet" excesivamente neutral: una pantalla de 10 pulgadas que no es widescreen (lo cual es importante, pues no necesariamente es la mejor proporción para interactuar con una interfaz gráfica) con un borde negro relativamente grueso. Tan sólo un botón físico visible por medio del cual hay algún tipo de interacción con la interfaz gráfica (a los lados hay otros botones pero son para subir/bajar el volumen, prenderlo/apagarlo y bloquear el giro).

Esa neutralidad hace que el aparato sea totalmente invisible, el hardware se vuelve casi irrelevante poniendo en el centro el software y sus usos: una plataforma hecha para dispositivos móviles de inicio a fin, una interfaz gráfica sumamente sensible al tacto, cualquier movimiento de la mano sobre la pantalla tácil causa un efecto, no hay retardo, no hay lag (retraso), la respuesta, transiciones y movimientos causados son excesivamente fluídos, son orgánicos, por decirlo de alguna forma, y eso hace toda la diferencia del mundo, porque agregan un elemento emocional que no se puede medir, ni se puede explicar en cifras, en características técnicas, ni en comparaciones con otros dispositivos, con una netbook o con otras Tablets.

A la mitad de mi viaje en tren, la mitad del vagón ya me había preguntado o mencionado algo relacionado al iPad y lo habían tocado. Al igual que la Campus Party, se convirtió en el centro de la atención del grupo, pero con un gran diferenciador: no estaba en el mundo ideal de los geeks, estaba en el MundoReal, con personas de diferentes edades y actividades disparejas. No había nada que nos uniera ni nos hiciera familiares. Aún así, el iPad y su aparente "magia" parecían captar la atención de todos.

Sostienes el internet en tus manos

Mi primera experiencia emocional con el iPad fue cuando abrí ALT1040 en el navegador del iPad. Durante más de 15 años he visto el internet detrás de una pantalla. Armado de un teclado y un ratón he interactuado con el web durante todos estos años, pero siempre he sentido que el mundo virtual está de un lado de la ventana y yo del otro; la comunicación es bilateral, pero siempre me he sentido como un observador que está parado fuera de una casa llamada "internet" y aunque mis acciones tienen efectos con lo que pasa dentro, yo siempre quedo afuera.

Con el iPad pasó algo muy curioso, esa sensación desapareció y por primera vez en mi vida sentía que sostenía una página web en mis manos, como si fuera un objeto real; de repente ALT1040 estaba en mis manos. Suena cursi pero es una sensación prácticamente inexplicable. El sitio web reaccionaba al movimiento de mis dedos sobre la pantalla, mientras lo sostenía, señalaba enlaces y navegaba como siempre, pero la sensación fue completamente distinta. Poco a poco te acostumbras a sostener la web en tu mano, a sentirla como algo más físico (aunque sabes que no lo es) pero la experiencia de interacción se aleja radicalmente de la que siente un observador a través de una ventana.

La "experiencia" se repite con casi cualquier interacción que tenga con el dispositivo aunque sí es relativamente dependiente de la interfaz gráfica diseñada para cada actividad. Por ejemplo: escribir y contestar emails genera esa sensación mientras que usar Twitter no. Eso es porque al momento de publicar este artículo no hay ningún cliente decente para el iPad, todos son una adaptación relativamente mala de lo que ya existe para el iPhone. Imagino que cambiará con el tiempo.

No es un iPod touch grandote

Uno de los comentarios más habituales con relación al iPad es que es, simplemente, un iPod touch grandote, pero como dije en algún otro post, una espada no es un cuchillo grande, por mucho que pretendas que lo sea. Los dos objetos parten del mismo principio, uno es físicamente similar al otro, pero los usos que le das a uno y otro son muy distintos.

Tanto el iPad como el iPod touch usan el iPhone OS pero son versiones relativamente distintas que se adaptan al tamaño de la pantalla y los usos que puedes darle. No más de 5 minutos después de usarlo notarás que hay elementos de la interfaz gráfica diferentes, que aprovechan el tamaño de la pantalla y se adaptan al tipo de interacción que tienes con el dispositivo de uno u otro tamaño. Las aplicaciones que se incluyen o se pueden descargar desde la App Store se comportan de forma diferente al no estar restringidas a una pantalla/resolución pequeña.

Pero el diferenciador principal es, nuevamente, los usos que le das a un dispositivo u otro. De la misma forma que un cuchillo y una espada, los dos están hechos del mismo material, tiene la misma forma, pero las actividades realizadas entre uno y otro son ricalmente distintas.

Más de 10 horas de batería

Quedas literalmente maravillado por el tiempo de batería del iPad. Apple publicita unas 10 horas de batería pero la realidad es distinta: puede llegar a 12 o 13 horas de uso por cada carga, depende eso sí, el uso que le das al dispositivo. Dicho eso, es posible ver nueve (¡9!) horas seguidas de películas HD con una sola carga.

En mi caso particular, durante mi primera semana usando el iPad lo he tenido que conectar apenas dos veces para que se cargue, lo cual es especialmente sorprendente porque muchas personas lo han probado, usado y manipulado.

Sin teclado y sin ratón físico

Como he mencionado más de una vez durante el artículo, el iPad parte y se aleja de los preceptos tradicionales de la comunicación: no hay un teclado y no hay un ratón. Ni los necesita. Aúna sí estaba bastante preocupado (después de todo escribo muchísimo todo el día) sobre cómo funcionaría un teclado virtual y qué tan bien o qué tan mal me desempeñaría al no tener una retroalimentación física de los botones.

El hecho es que escribir en el iPad (en modo panorámico) es casi tan cómodo cómo do como escribir en un teclado fiísico tradicional. ¿Hay un proceso de adaptación? sí. ¿Se escribe tan rápido? no, al menos aún no. Lo importante es que yo que tengo dos netbooks después de meses me resultó totalmente inútil intentar escribir "bien" en un teclado que sea 20% o 30% más pequeño a uno de tamaño natural.

Eso sí, les advierto: con varios días de usar el iPad, cuando tengo un ratón en la mano me parece que estoy un poco en el pasado.

No tiene Flash

Uno de los aspectos más controversiales del sistema operativo usado por el iPad (el iPhone y el iPod touch) es la no inclusión del plugin de Flash. Esto ha causado un largo debate acerca de cómo la empresa no le permite elegir al usuario lo que quiere y no quiere usar. Yo entiendo perfectamente el argumento.

Pero también entiendo la posición de Apple: si Flash funciona mal, si es lento, si hace que la batería de los dispositivos duren mucho menos, si se congela y causa que el navegador se reinicie, para la gran mayoría de los usuarios la culpa no será de Adobe (desarrolladores de Flash), sino que será de Apple. Es posible que nosotros los que tenemos un mayor entendimiento del funcionamiento del software nos quede clarísimo quién es el culpable de que algo no se comporte como deberíamos, pero resulta ser que Apple apunta a un entorno donde la estabilidad es primordial y, nos guste o no, el incluir el plugin de Flash no lo permitiría.

Esto, lamentablemente, aplica también a las aplicaciones realizadas en Flash CS5, recordemos el acuerdo para desarrolladores prohibe expresamente el uso de APIs no documentadas o el uso de capas intermediarias, ¿por qué? por dos motivos fundamentales:

  • No se garantiza ni se puede esperar la misma velocidad de desempeño que si se compila directamente en Xcode
  • El desarrollo de aplicaciones en Flash se salta muy fácilmente cualquier guía de diseño de interfaz gráfica.

La mejor forma de explicar esto es la diferencia que hay entre las aplicaciones nativas de Windows, Mac OS X o Linux y las hechas con Adobe Air (como TweetDeck, son más lentas y tienen elementos de interfaz gráfica diferentes y propietarios causando una inconsistencia que "viola" el espacio sagrado del iPhone OS.

El ambiente cerrado de Apple

...lo cual me lleva al ambiente cerrado de la compañía y en realidad mi principal problema con Apple: casi todo contenido que quieres agregar al dispositivo tiene que pasar por iTunes, eso significa que tienes que administrar todo tu multimedia en iTunes, que tienes que usar los formatos de audio/video que Apple considera buenos (por ejemplo los archivos .mkv no funcionan y deben ser demuxeados o transformados).

También significa que el manejo de fotos funciona mejor en software de Apple como iPhoto, que el manejo de aplicaciones descargadas también debe hacerse desde iTunes, que las listas de reproducción también (aunque puedes crear/modificar directo desde iPad); no hay una forma práctica de instalar un software (imaginemos un VLC para iPad) y usar formatos no estándares, al menos no por ahora.

Aunque es cierto que Apple poco a poco se abre ante las exigencias y requerimientos de los clientes no es al ritmo que me gustaría. ¿Soluciones? Hay un software hecho por Jon Lech Johansen (DVD Jon, conocido por romper el cifrado de los DVDs) llamado DoubleTwist que puede manejar la gran mayoría de archivos de audio/video y transformarlos a diferentes dispositivos, incluyendo (pero no limitado) al iPhone.

Creo que el iPad ganaría mucho si se permitiera, por ejemplo, un VLC que permita la reproducción de casi cualquier formato y tenga acceso a la librería de videos, aún cuando iTunes o el reproductor nativo no los pueda reproducir.

No es una computadora, es lo que sigue

Mientras termino de ver algunas de mis series favoritas después de que el iPad sea usado por la mitad del vagón 11 del tren Madrid-Málaga, me acomodo en una posición ligeramente diferente, pongo el dispositivo en mis piernas, y me pongo a leer algún libro con la aplicación de Kindle que automáticamente sincronizó todos los libros que ya había comprado en el lector de libros electrónicos de Amazon.

Estoy tranquilo, aún tengo más del 40% de batería.

10/10

Siempre dije que quería un futuro con iPad. En Apple constantemente insisten que esto no es una computadora y realmente no lo es. Es lo que sigue. La combinación de un sistema operativo hecho para dispositivos móviles que funciona bien, junto con una máquina poderosa con una pantalla impresionante que hace resaltar cualquier uso del software, lo convierte en el siguiente paso de la computación.

El iPad no es una "vista previa" de lo que tendremos en el futuro, en principio tiene el mismo efecto que el iPhone, el cual cambió para siempre la industria de la telefonía móvil en tantos aspectos que ya es difícil cuantificarlo. Creo que el iPad cambiará el mundo, cambiará la forma en que interactuamos con la tecnología, la forma en que interactuemos con el internet, la forma en que interactuemos con el software en general. El iPhone OS 4.0 será determinante en este cambio y una modificación en la filosofía de Apple hacia algo más abierto (sin sacrificar estabilidad) también jugará un papel importante en esta transformación.

El iPad está disponible ya en Estados Unidos, la versión con conectividad 3G se venderá a finales de abril. En otros países podrá ser adquirido (en todas sus versiones) a finales de mayo. Recomiendo a todos comprar y disfrutar uno. No se arrepentirán.

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