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La competitividad -y las trampas- en el deporte apuntan hacia la **genética**. Después de advertir que los atletas podrían aumentar sus capacidades mediante alteración de sus genes, los científicos [ya buscan métodos de detección](http://www.wired.com/wiredscience/2010/02/gene-doping-detection/?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+wiredscience+%28Blog+-+Wired+Science%29). Pese a que aún no se ha presentado ningún caso, el **Comité Olímpico Internacional** tiene prohibido el dopaje genético desde 2003.

Sin embargo, el plano hipotético cada vez se acerca más a la realidad. Algunos científicos han afirmado haber sido contactados por entrenadores profesionales, quienes preguntaban si ciertas drogas en fase de prueba animal podrían ser aplicadas a los atletas. Por ejemplo, en 2007, el entrenador de pista alemán **Thomas Springstein** fue descubierto [tratando de obtener muestras](http://www.nytimes.com/2007/06/03/sports/playmagazine/0603play-hot.html) de **Repoxygen**, una droga experimental genética que detona la producción de células rojas.

Otro caso se dio hace dos años, en los Juegos Olímpicos de Beijing, cuando un doctor chino no identificado [ofreció inyecciones de células madre](http://www.timesonline.co.uk/tol/sport/olympics/article4375097.ece) a un reportero alemán que se hacía pasar por un entrenador. Por esta razón, ya se trabaja en la detección de estas alteraciones desde una nueva perspectiva: en lugar de rastrear las sustancias (como en un examen común), se buscan **los cambios en la expresión genética** y la producción proteínica. Los primeros sospechosos son la [eritropoyetina](http://es.wikipedia.org/wiki/Eritropoyetina) (la proteína aumentada por el Repoxygen); genes para la producción de [miostatina](http://es.wikipedia.org/wiki/Miostatina) y [factor de crecimiento insulínico tipo I](http://es.wikipedia.org/wiki/Factor_de_crecimiento_insul%C3%ADnico_tipo_1); y las [PPARs](http://en.wikipedia.org/wiki/Peroxisome_proliferator-activated_receptor), una familia de proteínas que regulan el metabolismo.

Aún queda mucho por avanzar en este tipo de estudios, pero los controles *antidoping* no quieren rezagarse. La historia del deporte nos ha mostrado que las sustancias para el mejoramiento del desempeño siempre están a la avanzada, resultando en drogas **cada vez más difíciles de detectar**. Pero esta vez, la investigación genética puede darle a la ciencia un paso adelante en la carrera contra los tramposos.

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