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Seguramente muchos de los lectores en algún momento de su vida construyeron (o lo intentaron por lo menos) la típica caseta en un árbol. Pues eso mismo ha hecho Horace Burgess’s pero a lo grande.

Según cuenta un día estaba rezando y Dios le dijo a ver si le construía una casa en un árbol, a cambio él se ocuparía de que nunca le faltaran materiales para hacerla. Pues dicho y hecho (a ver quién le dice que no a Dios también).

El pilar principal de la casa, que lleva construyendo 14 años, es un enorme roble el cual sustenta los 10 pisos de la construcción (unos 30 metros de alto) y estima que en total cuenta con entre 2.000 y 3.000 metros cuadrados. El edificio está coronado por una torre/campanario que pesa 2.000 kilos. La casa-árbol de Dios está abierta al público y es visitada semanalmente por aproximadamente 400 personas.

Me parece estupendo que Horace ocupe sus horas construyendo esta casa verdaderamente impresionante y que me gustaría mucho ver en persona. Eso sí, espero que de vez en cuando técnicos le echen un vistazo, la estructura cada vez es más grande y, aunque sea un encargo del mismísimo Dios, puede derrumbarse ya que el constructor es religioso pero no arquitecto.

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