Los "internautas" (así con comillas porque no me gusta esa etiqueta, pero es como suelen mal-describirnos) no somos los únicos que estamos en contra de Ángeles González-Sinde, su nombramiento como Ministra de Cultura y muchísimas de las cosas que ha dicho o en las que cree.
En una conversación con lectores de El País, el conocido crítico de cine, Carlos Boyero, da algunas declaraciones, por no decir otra cosa, interesantes acerca de la flamante ministra. Cuando le preguntan si le disgusta su nombramiento responde:
Ambas cosas. Me desagrada y me resulta indiferente. Y no es una contradicción lo que digo. Me entenderá si le digo que no he votado jamás. Exagero, lo hice una vez, en el referéndum de la OTAN, y evidentemente perdí ante aquellos señores tan turbios y tan sociatas que habían comenzado su campaña afirmando que "OTAN, de entrada, no". Las películas que ha dirigido esta señora me parecen lamentables, sus guiones también, a excepción del que coescribió con Ricardo Franco para "La buena estrella". Cuando la escucho hablar, me provoca grima. ¿Necesito extenderme sobre lo que opino de la personalidad pública de esta dama? Pero sospecho que sus colegas están encantados, que van a seguir pillando escandalosas subvenciones aunque existan cuatro millones de parados.
Al preguntarle sobre Mentiras y Gordas, película en que González-Sinde colaboró en el guión, responde:
Por desgracia. Es una película (el término es excesivo) sobre adolescentes descerebrados y que, al parecer, está teniendo un notable éxito entre un público a la altura mental de esos seres de ficción. El guión es bochornoso. Da pavor qué puede hacer con la Cultura alguien que ha participado en la invención de este engendro.
Por último, cuando le preguntan por el número de DVDs que tiene, explica:
Debo tener unas 2.000 películas. Ninguna pirateada, porque no sé nada de Internet, y no me fío del top manta. Pero me he propuesto aprender de todo ese mundo que me resulta marciano y bajarme películas y series todos los días. Ya sabe por qué lo voy a hacer. Por el celo para evitarlo de una tal Ángeles González Sinde
No estar de acuerdo con el nombramiento de González-Sinde no es ser "raro", no es patalear, o algo así, es simplemente sentido común.