Wired ha hecho esta especie de categorización de la cultura geek, presentándonos a los modelos que quizás son más extendidos. No se trata de un listado tan extensísimo como aquellos 56 geeks que presentaba Scott Johnson, sino uno más general y quizás representativo de aquel que se considere geek.
- El Fanboy. Cómics, superhéroes, series de televisión y la firme creencia de que la fuerza existe. Se hicieron pipí con el trailer de Iron Man.
- El geek musical. Los vinilos son la mejor forma de escuchar música. Cualquier cosa que escuches puede ser mejorada, ergo, para ellos tu música siempre será una mierda. Leen e insultan a Axel en Cuchara Sónica.
- El jugón. Los amigos -o enemigos- de Ecetia. Tienen varias consolas y se ponen cachondos con Morgan Webb... o con Lara Croft. Nunca admitirán que les has ganado una partida, aunque cuando lo hacen ellos no paran de restregarlo.
- El enfermo de los gadgets. Aquí sufrimos a Manu Contreras, que a mi parecer sufre el Síndrome de Diógenes tecnológico. Se lleva a casa cualquier cosa nueva que se conecte por USB, dicen que solo le falta comprarse una última cosa.
- El hacker. Famoso protagonista de películas de los 90 en las que eran capaces de grandes hazañas detrás de una pantalla monocroma. Ahora se hacen los misteriosos por culpa del maldito Neo y van cual grafiteros de barrio fardando de sus proezas.
- El Otaku. Nuestro buen Kirai los conoce a la perfección. Enfermos del manga y derivados pornográficos monstruosos. Sailor Moon tuvo la culpa.
Ser o no ser geek. Esa es la cuestión, una muy absurda porque a mí nunca me han gustado las etiquetas para diferenciar a las personas. Que tenemos todos algunas cosas en común, es cierto, aunque no soy tan partidario de este tipo de encasillamientos.
Enlace: Wired's Geekster Handbook, a Field Guide to the Nerd Underground