Esta semana me he preguntado si el blogging es la única constante en mi vida durante los últimos ocho años, he cambiado de trabajo, de país, mi forma de vida, muchísimas de mis ideas, mis prioridades, inclusive muchas de las cosas que consideraba esencial en mi vida.

Pero aquí sigo, ocho años después escribiendo todos los días toda clase de cosas que me llaman la atención; me gusta tanto hacerlo que he permitido que mi vida se defina por ello, en muchos de mis planos personales pero sobre todo en un plano laboral, haciéndome un emprendedor y fundando Hipertextual, una red de blogs comerciales.

Tengo que aceptar que cada 13 de febrero, cuando me pongo a escribir la anotación contando que ha pasado un año más escribiendo un blog busco (sin éxito alguno) el transmitir la emoción que me causa el haber logrado tener este tipo de actividad, y ahora este tipo de vida, en donde puedo trabajar desde cualquier parte del mundo, en que viajo muchísimo, que conozco cientos de personas interesantes en cada lugar donde estoy y en el proceso lograr que un buen grupo de personas (desde mis socios, los bloggers de Hipertextual, y los lectores) crean en un proyecto como este que nació 100% por un impulso más de sentimiento que de lógica.

Pero sobre todo: me encanta pensar que escribir un blog es una actividad tan natural como mandar un correo, y haber estado presente en esa evolución, desde aquel 13 de febrero de 2000 cuando publiqué casi por curiosidad mi primer post hasta hoy, ocho años después que escribo esto sentado entre amigos en São Paulo, Brasil.

¡Gracias! de verdad, por estar, por leer, por discutir, criticar, conversar, por construir y por dejarme ser parte de todo esto.

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