Hay un claro problema de no saber atajar los problemas, y como siempre, los más indefensos son los que terminan pagando. Está claro que la piratería callejera es una gran mafia que debe ser detenida, pero hay que ir a las organizaciones y grupos que montan la infraestructura necesaria, no a por los pobres infelices que muchas veces son engañados y explotados:
La policía ha detenido a un senegalés de 23 años que fue sorprendido con 123 discos de varios grupos y 80 películas pirateadas en la Estación de Autobuses de Santander. El detenido huyó cuando vio a los agentes y tras ser arrestado confesó que había comprado los discos en Bilbao por un euro cada uno y que pretendía venderlos a tres euros en Colindres.
Los agentes comprobaron que este individuo había estado detenido en Tenerife en el 2006 y que se encuentra en situación ilegal en España. Se le tramitó expediente de expulsión y pasó a disposición judicial.
El pobre muchacho no deja de ser una víctima de la díscola acción policial, y del aprovechado que le vendió el material, y que debe seguir enriqueciéndose a base de grabadoras.
Enlace: Detenido con 123 discos de música y 80 películas pirateadas