Según el libro Dead Certain: The Presidency of George W. Bush, el hombre más poderoso -y más absurdo- del mundo, lo pasa muy mal en su trabajo: "Los iraquíes me observan. Las tropas me observan. La gente me observa. Aun así, lloro. Tengo el hombro de Dios para llorar. Y lloro mucho. Lloro mucho en mi trabajo. Apuesto a que he derramado más lágrimas de las que usted puede contar. Derramaré unas cuantas mañana". ¿Llorará más que las víctimas de sus guerras?